57-0305 Amor Divino
1
Mientras permanecemos de pie, inclinemos nuestros rostros solo un momento en la Presencia de Dios. Nuestro bondadoso Padre celestial, en verdad que es con corazones agradecidos que nos inclinamos ante Tu Presencia para ofrecerte la mera adoración de nuestros corazones, para decirte cuánto apreciamos Tu amor y bondad hacia nosotros, y expresar que somos indignos de las bendiciones que nos concederás.
Y yo te ruego, Padre celestial, que tengas misericordia de nosotros en esta noche, que nos des de Tu gracia y bendiciones. Bendice a la gente. Sana a los enfermos y necesitados, y salva a los perdidos, porque lo pedimos en el Nombre de Tu Hijo amado, el Señor Jesús. Amén. Pueden tomar asiento.
2
Estamos muy contentos de encontrarnos aquí esta noche. Yo estoy solo un poquito ronco por hablar mucho en tantos servicios y de un lugar a otro. Pero siempre nos causa una gran emoción en nuestros corazones hablar del bendito Señor Jesús y Sus bondades.
Y nos queda el resto de la semana, el Señor mediante. Y queremos hablar muy concretamente durante el resto de la semana, si Dios me ayuda ahora a tener un poquito más de voz, sobre la venida del Señor Jesús y la preparación de Su iglesia antes del tiempo del fin.
Así que, en esta noche les quiero hablar solo un poco y luego orar por los enfermos y los necesitados. Y una de las noches, tal vez a lo mejor mañana por la noche o la noche siguiente, vamos a tratar con la ayuda del Señor de llevar a cabo una de esas noches chapadas a la antigua. No me refiero a una línea rápida, como la llamamos, pero una línea donde podamos tomar a los individuos y orar por ellos individualmente, sin el discernimiento, solo orar por la gente.
3
No hace mucho tuvimos una de esas noches allá en Lima, Ohio. Y oh, cómo el Señor honró esas oraciones por los enfermos, y las grandes cosas que nuestro Señor Jesús hizo.
Ahora bien, estoy tratando de hacer que la gente crea en Dios sobre una base más alta que esa: El aceptarlo a Él sin que nadie los toque. Son Uds. tocándolo a Él. Miren, si yo impongo mis manos sobre Uds. y oro por Uds., pareciera como que entonces Uds. pudieran decir: “El Hermano Branham puso sus manos sobre mí”. Pero esa no es la idea. Quiero que Uds. puedan ser capaces de decir: “Nadie me tocó, sino Él”. Eso es lo que yo quiero ver aquí. Darle a Él la alabanza.
Y hay tanta alabanza hecha por el hombre hoy día, al punto que es muy lamentable, ¿verdad que sí? Y la otra noche, cuando el niñito indio fue sanado al venir a la plataforma, nadie lo tocó; solo sanó: ojos cruzados; Uds. estuvieron aquí y lo vieron por sí mismos. Ahora, de esa manera me gusta ver que acontezca, simplemente de esa manera. Eso muestra que nadie oró, nadie hizo nada, sino Dios en Su gracia soberana simplemente sanó al niño. Eso es bueno. Entonces Dios recibe la alabanza, ¿ven? Me gusta así.
4
Hermano Sothmann, ¿ya está casi al punto de quemarse aquí en Phoenix, después de venir de aquel témpano de hielo de Canadá? El Hermano Fred Sothmann, mi administrador canadiense… Si alguien quiere ver a alguien que en verdad vive donde hace frío… No quiero avergonzarlo, Hermano Fred, pero ¿podría pararse un momento? El Hermano Fred Sothmann de Saskatchewan, Canadá. El Señor le bendiga, Hermano Fred Sothmann. Él es el mejor pescador en Canadá, cuando yo estoy en los Estados Unidos. [El Hno. Branham y la congregación se ríen. Trad.]
Nos estamos preparando para tener otra reunión allá inmediatamente: es en mayo. Pasaremos por Canadá, si es la voluntad del Señor, y tendremos un gran tiempo allá arriba en Canadá con esas finas personas. Aunque claro que también tenemos lugares hermosos aquí, ¿verdad? Sí, señor.
5
Ahora, deseo leer por un momento, y luego trataré de terminar, y empezar la línea de oración a las nueve en punto. Deseo leer un viejo texto conocido, que pareciera estar en mi corazón esta noche, es del capítulo 3 de San Juan y el versículo 16, el cual la mayoría de los niños de la audiencia esta noche, que ha sido entrenado en la Biblia, pudiera citar este texto.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a Su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga Vida Eterna.
Y como tema, me gustaría tomar uno que es muy extraño, y viene siendo “Amor Divino”. La Biblia dice: “Porque de tal manera amó Dios al mundo…”. De amor Divino y cuando el amor Divino se proyecta a su objeto, la gracia soberana entra y produce lo que es proyectado.
6
Dios hace las cosas de una manera tan sencilla. Pienso que muchas veces así es como la gente pierde el mismo significado, es porque Dios hace las cosas tan simples. Los hombres están buscando algo grande... que suceda algo grande, cuando Dios mora en la simplicidad.
Cuando Jesús vino a la tierra, los hombres estaban esperando que el Mesías viniera en un gran esplendor. Pero cuando Dios mandó a Su Hijo a la tierra, Él lo envió —no nació en alguna familia real de un rey, y tampoco lo trajo Él a través de un gran orden religioso— pero Él visitó a una pequeña muchachita campesina, y Él escogió traer a Su hijo a través de esa niña, no siendo más que una muchachita adolescente.
No solo eso, pero normalmente cuando un rey nace, hay muchos cantos entre la gente, y en eso las celebridades del mundo están esperando… o, la nación, que nazca este niño. Y usualmente hay preparativos especiales para este niño. La habitación del hospital está todo decorado de rosa y demás; traen a los mejores médicos, que están al pendiente.
7
Pero lo extraño es que Dios trajo a Su Hijo a la tierra a través de esta pequeña virgen. Ella había estado cabalgando todo el día en el lomo de un burro. Y no había lugar para ella en el hotel. Y así lo escogió Dios para que Su Hijo unigénito naciera en un establo, en un pesebre. ¡Qué tan simple hace Dios las cosas!
Eso algunas veces es para confundir las mentes de los sabios y entendidos, para que los bebés tengan oportunidad de saber al respecto. Y si Dios a través de las edades lo ha hecho así… Y muchas veces lo que Él hace parece ser tan ridículo, a la vista del mundo. Dios puede hacer algunas de las cosas más ridículas, a la vista del mundo.
8
En una ocasión en la Biblia un hombre joven de nombre Moisés que fue muy bien entrenado en todas las estrategias de la nación más poderosa en el mundo… Un gran militar y fue educado por uno de los mejores maestros que le podía enseñar sobre religión: su mamá. Cuarenta años de experiencia, y con todas sus técnicas y toda su estrategia, falló en hacer el trabajo. Y entonces Dios se lo llevó a la parte de atrás del desierto, y allí lo mantuvo durante cuarenta años.
Y un día Dios bajó a una pequeña zarza ardiente, y Moisés aprendió más en cinco minutos en la Presencia de Dios acerca de lo que debía hacer, que todo lo que le habían enseñado en estrategias egipcias durante cuarenta años.
Todo su entrenamiento no pudo competir con aquel gran momento en la Presencia de Dios. Y Dios iba a liberar a Sus hijos. Según parecía que Él había llevado al muchacho para que asumiera el trono y dirigiera al gran ejército Egipcio y liberara a Su pueblo. Hablando sensatamente, a como el mundo lo ve, esa habría sido la manera de hacerlo; pero Dios lo hizo de una manera simple.
9
Ahora, pudieran imaginarse al día siguiente, después que Dios se le apareció a Moisés, quien se estaba escondiendo de los egipcios. Y si Uds. quieren ver algo que se ve ridículo a los ojos de los hombres, miren esta escena: Aquí viene un hombre anciano, de ochenta años de edad, la barba colgándole hasta la cintura, una pequeña vara en su mano, y el cabello y la barba volándosele por todos lados, sus viejos bracitos delgados golpeando el palo en el suelo a medida que avanza, guiando a la pequeña vieja mula con su esposa montada en él con un niño a cada lado de la cadera, yendo Egipto a tomar el mando. ¿Pudieran imaginarse eso?
¿Pudieran imaginarse a alguien diciendo: “Moisés, ¿a dónde vas?”?
“Voy para Egipto para tomar el mando”. Eso sería como la invasión de un solo hombre. Pero la cuestión del asunto es que él lo logró. Por muy simple que pareciera, Dios estaba respaldando el programa; eso es lo principal.
10
¿Se pudieran imaginar a un hombre estando rodeado por mil filisteos con armaduras y lanzas, mientras Sansón se paró y recogió una quijada de mula y mató a mil? Dios hace las cosas tan simples.
¿Se pudieran imaginar a un gran ejército en un lado de la colina, a un gran ejército del otro lado de la colina, y el ejército en el lado opuesto de los filisteos —contra Israel— con bastantes más, teniendo a un retador allá de nombre Goliat? Él era mucho más grande que cualquier otro hombre. Y él estaba haciendo su reto. Y todo Israel, con todo su entrenamiento, le tenía miedo. Y Dios escogió a un hombrecito rubio [colorado, con rubor. Trad.], de apariencia verrugosa con el nombre de David, con un pequeño abrigo de piel de oveja, y cargando una honda en su mano, para matar a ese gigante y tomar el mando. Dios usa cosas simples que parecen ridículas a la vista del mundo. Él lo hace para mostrar Su gran poder.
Dios hizo la misma cosa cuando envió a Su Hijo a la tierra. Nacido en un pesebre, para comenzar vino al mundo con una marca negra en Su nombre, como hijo ilegitimo; pero Él ocasionó la más grande conmoción que el mundo jamás haya tenido.
11
Y en el día de Pentecostés Dios tenía a ciento veinte pescadores analfabetos y campesinos en el aposento alto para inaugurar el inicio del derramamiento del Espíritu Santo, pero Él los tenía completamente bajo control. Cuando en la ciudad había hombres de todo el mundo, con gran educación y filósofos, maestros, teólogos; pero Dios escogió a un grupo de pequeños y humildes pescadores. Y Él condenó al mundo y mandó la liberación de todo el mundo, con este grupo de pequeños y humildes pescadores.
Y luego ¿le parecería demasiado grande a Dios —en este día, cuando tenemos todo tipo de escuelas de teología, cuando tenemos todo tipo de denominaciones, todo tipo de religiones— le parecería demasiado grande a Dios tomar a un grupo de gente humilde, solo gente ordinaria, y una vez bajo Su control, no pudiera Él repetir otra vez las bendiciones de Pentecostés? ¿No pudiera Él repetir otra vez la misma vida que Él vivió en la tierra?
12
La Biblia dice: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a Su Hijo unigénito”. Ahora, el amor de Dios hacia el mundo, y Dios es amor. Y cuando Dios mismo se proyectó al mundo para salvar al mundo, no pudo haber nada más sino la gracia Divina para producir un Salvador. Cuando Dios ama, algo tiene que entrar en operación. Y de tal manera amó Dios al mundo que un Salvador Divino apareció; Su gracia proveyó ese Salvador. Fue por causa de Su amor que trajo este Salvador.
Ahora, en el día que estamos viviendo y en todos los días, nacimos para ser hijos e hijas de Dios. Somos descendientes de Dios. Y siendo descendientes de Dios, hay algo en nosotros que cree en Dios. Hay algo en Uds., que clama por algo. Y hoy en día para satisfacer en nosotros ese anhelo en nuestros corazones, muchas veces tratamos de satisfacerlo con educación. Tratamos de satisfacerlo con denominación. Tratamos de satisfacerlo con algo fantástico. Tratamos de satisfacerlo con una y otra cosa. Pero nunca sucederá hasta que el amor Divino en nuestros corazones sea proyectado al Dios Todopoderoso.
13
Luego cuando nuestro amor salga a Su llamado, la gracia soberana producirá lo que estamos pidiendo. Primero debe ser el amor. Pablo dijo: “Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, nada soy. Y si tuviera toda la fe para mover montañas, y no tengo amor, nada soy. Y si pudiese hacer toda clase de milagros, producir toda clase de señales, y no tengo amor, nada soy”.
Esa es la razón por la cual hoy estamos tratando de producir algo por medio de la denominación, por medio de alguna educación, por medio de una organización, pero dejando de lado el amor Divino. Esa es la razón por la que estamos tan separados, tantas cosas equivocadas, tantos ismos surgiendo, es porque hemos dejado la cosa principal que produce lo que necesitamos, lo dejamos fuera: el amor.
14
¿Se acuerdan de mi sermón del domingo? El resorte principal en el centro del reloj, hace que todo en el reloj esté a tiempo. Y cuando Dios es amor y el amor se mueve en nuestros corazones, hace que todas nuestras emociones estén a tiempo y esté todo correcto con la Biblia de Dios. Uds. no querrán mostrarle a la gente el cristal tan fino que tiene, qué tan fina carátula tiene, que tan finas manijas tiene, qué tan finos rubíes tiene, sino más bien la pieza maravillosa de reloj que es. Y el mundo está hastiado y cansado de estar viendo las grandes torres, de estar viendo a personas tan bien vestidas, y de estar viendo un montón de ismos. Quiere ver el amor genuino de Dios proyectado en los corazones de Su pueblo. Eso es lo que el mundo está buscando.
El mundo se está muriendo por amor; la iglesia se está muriendo por amor. Jesús dijo: “Vosotros sois la sal de la tierra. Si la sal ha perdido su sabor, de ahí en adelante no sirve para nada, es echada fuera y pisoteada bajo los pies del hombre”. Y si la iglesia ha perdido su revelación Divina del amor de Dios, entonces se convierte en una burla, y una mofa, y una piedra de tropiezo para el mundo.
15
Ahora, solamente hay una cosa que la iglesia puede hacer: Si Uds. quieren que alguien venga a Cristo, sean Uds. salados. La sal da sed. Sean Uds. salados y el mundo se pondrá sediento. Eso es correcto.
Porque, un hombre, en cierto sentido, es un creador en miniatura si él es un hijo de Dios, porque el Espíritu de Dios está en él, que lo controla, que lo hace funcionar.
Y me gustaría dejarles unas cuantas cosas que yo sé que son verdad. Si tan solo tuviera un poquito más de voz, me gustaría predicar sobre eso esta noche. Pero me gustaría dejarles unas cuantas cosas como esta: lo que el amor Divino… Ahora escuche, Pablo dijo: “En donde hay lenguas, cesarán. En donde hay profecías, fallarán”. Donde hay todas estas señales… El anticristo puede producir cualquier señal que está en la Biblia, pero no puede amar. En él no hay nada que pueda amar.
Oh, Ud. puede tener un tipo de amor falso. Hay dos tipos de amor. Hay un amor el cual se llama amor humano o en el griego sería con la palabra “filio”. Y en el amor Divino es “ágape”. El amor ágape es el “amor divino”. Y cuando el amor Divino está en su corazón, hay una diferencia en su vida, y todo mundo lo sabe. Eso es correcto. Ud. vive como Cristiano, actúa como Cristiano, camina como Cristiano; y todo su sistema está a la hora con la Biblia de Dios.
16
Miren, hace un tiempo… Mi esposa, que está en el edificio esta noche en algún sitio. El día había estado muy pesado, y habíamos tenido mucho movimiento, con gente en la parte de arriba, en la parte de abajo y por todos lados. Y cuando finalmente logré que todos se fueran ya casi anocheciendo, yo me fui a la cocina; y allí estaba mi pobre esposita cubriéndose el rostro con las manos, y llorando. Allí estaba Sara y Rebeca peleándose en el piso, debido a un juego con bloques. El pequeño José estaba gritando con todas sus fuerzas. Si de un hogar dulce hogar se trata; allí estaban ellos.
Y cuando entré, coloqué mi brazo alrededor de la pequeña primera dama de mi hogar —y la única. Y le dije: “Cariño, ¿qué sucede?”.
Y ella dijo: “Bill, estoy a punto de volverme loca”. Dijo: “Estos niños no han comido ni un bocado durante todo el día. La gente ha estado parada aquí y allá, aquí y allá, y unas de ellas discutiendo: 'El Señor lo va a mandar para este lugar. El Señor va a ir para acá”'. Dijo: “Oh, es una gran confusión”. Bueno, entonces me di cuenta en ese momento de que algo estaba sucediendo, algo marchaba mal.
17
Ahora, si Uds. en verdad aman a Dios… Ahora bien, Uds. saben que hay una clase de personas que son buenas personas, solo que Uds. casi no toleran estar alrededor de ellas. Eso es cierto. ¿Por qué? Ellas crean una atmósfera. Y hay una clase de personas que uno simplemente ama estar alrededor de ellas. Crean esa atmósfera en la que viven.
Ahora, es algo sobrenatural. Ahora, cuando la Presencia del Señor baja, crea una atmósfera de fe. Y yo pensé: “Mi Señor Dios, Tú ayúdame”.
Y yo dije: “Cariño, ¿sabes algo?”. Ella solo es una mujer, Uds. saben, y le gustan los vestidos bonitos, y Uds. saben, y las carteras. Y ella no siempre las obtiene, pero le gustan. Así que yo dije: “¿Sabes algo? Vi uno de los vestidos más bonitos que he visto”.
Ella dijo: “¿En verdad?”.
Le dije: “Sí, querida, lo vi”. Y pensé: “Señor Dios, ayúdame ahora”. Y coloqué mi mano sobre sus pequeños hombros encorvados. Y dije: “Cariño, deberías verlo”.
Ella dijo: “Sí”.
Yo dije: “Señor, sé bueno conmigo ahora y ayúdame”. Dije: “Ahora, tengo que creer que Tú vas a hacer esto. Esta es mi pequeña familia, y esta gente enferma la ha alterado, pero Tú ayúdame ahora”.
18
Ahora bien, Uds. tienen que crear una atmósfera, y la fe suya lo hará. Todos ellos estaban arriba en el aposento alto de manera unánime, cuando de repente vino un estruendo del cielo como de un viento recio que corría; la atmósfera era la correcta. Se requiere de una atmósfera para hacer cualquier cosa.
Ustedes saben, el procedimiento normal para incubar pollos es poniéndolos debajo de la gallina. Pero coloque el huevo en la atmósfera correcta, de todas maneras empollará. Escuche, hermano, si un hombre ama a Dios, y si puede entrar a la clase correcta de atmósfera, producirá un bebé recién nacido tan cierto como yo estoy aquí. Es la atmósfera lo que cuenta. Permita que este puñado de personas sentadas aquí esta noche, consiga entrar en la atmósfera perfecta, observe lo que sucederá. No quedará ni un hombre o mujer débil entre nosotros. Los lisiados caminarán; el ciego verá; los sordos oirán; el mudo hablará sin oración ni nada. Es la atmósfera.
Así fue como en África sanaron veinticinco mil personas con una sola oración. Cuando ellos vieron que el Señor hizo algo, eso creó una atmósfera, y ellos entraron en ella. Igual como en el estanque cuando las aguas fluían de la manera correcta.
19
Así que yo tenía mi mano en su pequeño hombro, y comencé a tratar de crear, en mi corazón. “Señor, estoy feliz. No me pasa nada malo. Yo te amo, Tú sabes que es así, solo endereza a mi pequeña familia”. Y después de un rato, yo dije: “Te diré algo, cariño, voy a enseñarte en dónde están esos vestidos. Luego yo haré… Preparémosle a los niños un poco de cena, y luego nos vamos”.
Y lo primero que hice fue ponerme el delantal y lo sujeté alrededor de mí, y empecé a ayudarle y hablando de otra cosa. Cuando ella se tranquilizó, volteé y Sara y Becky habían firmado el tratado de paz, y estaban jugando; el pequeño José simplemente estaba sacudiendo su pequeña sonaja y teniendo un buen tiempo. ¿Ven? Uds. tienen que entrar en la clase correcta de atmósfera.
20
El Hermano Lindsay: Muchos de Uds. lo conocen, el editor de “La Voz de Sanidad”. Y durante los últimos diez años de nuestras vidas nos hemos asociado bastante. Estuvimos en Portland, Oregón, una noche. Y muchos de Uds. han leído la historia del maniático que corrió a la plataforma a matarme. Y justo cuando venía este gigante de casi trescientas libras [136 Kg. Trad.]… Yo pesaba en aquel tiempo ciento veintiocho libras [58 Kg. Trad.]. Y él medía casi siete pies [2.13 m. Trad.] con unos brazos enormes. Y él entró al edificio golpeando los pies, mientras yo estaba predicando sobre la fe, ante aproximadamente seis mil personas. A toda prisa llegó a la plataforma y los predicadores se dispersaron como moscas. Y yo me preguntaba cuál era el problema. Pensé que podía ser alguien que venía a traerle un mensaje a uno de los ministros.
Y me di la vuelta para mirar, y este gran y enorme gigante estaba parado allí con su pecho hinchado, y gimiendo, y apretando los dientes, y sus ojos… Él dijo: “Tú hipócrita, allá arriba actuando como un hombre de Dios”. Dijo: “Te voy a quebrar todos los huesos del cuerpo esta noche. Te voy a golpear y lanzar hasta el centro de esa audiencia, para demostrarte si eres o no un hombre de Dios”.
21
Yo ni siquiera me imaginaba que él había salido de una clínica psiquiátrica. Y sabía que por su tamaño bien podía cumplir sus amenazas. Así que yo lo miré. Normalmente me hubiera ido con el resto de ellos. ¿Pero saben que sucedió? ¡Oh, si tan solo pudiera quedarme siempre de esa manera! Algo… En lugar de odiar al hombre, sentí lástima por él.
Pensé: “Ese hombre no querría hacerme daño. Pues, él es un hombre como yo. Y ese tiene que ser el diablo haciendo que el hombre se comporte de esa manera. Así que, ese pobre mártir…”.
Y él corrió hacia mí e hizo un ruido con la garganta y me escupió la cara. Y vean, el diablo estaba tratando de sacarme de esa atmósfera en la que Dios me estaba metiendo. Pero eso no me molestó.
Pensé: “Pobre hombre, él no quiere hacer eso; y en verdad; él no hubiera querido hacer eso”.
Y él dijo: “Te voy a quebrar todos los huesos del cuerpo”. Y levantó su gran puño para hacerlo; y la cosa más rara sucedió, yo no sentí más miedo del que tengo aquí ahora. El amor echa fuera el temor—el amor perfecto.
22
Allí es donde nuestras diferencias se ciernen sobre nosotros en esta noche, hermano, hermana, por causa del amor—la falta de amor. No me estoy refiriendo al amor terrenal, al amor denominacional, al amor sexual, pero me refiero al amor Divino que nos hace hermanos.
Y luego cuando el hombre estaba por pegarme, yo escuché a mis propios labios decir: “Por cuanto Ud. ha retado el Espíritu de Dios, esta noche Ud. caerá a mis pies”.
Él dijo: “Te mostraré a los pies de quién caeré yo”.
Y levantó su mano para pegarme; y cuando lo hizo, yo dije: “Satanás, deja al hombre”. Y sus ojos se le saltaron, y apretó los dientes, sus manos se levantaron, giró varias veces, y cayó sobre mis pies, al punto que la policía tuvo que rodarlo para quitármelo de los pies. ¿Qué lo hizo? Amor, el amor de Dios.
23
Yo no sé qué tanto van Uds. a creer esto. Pero hace unos dos años aproximadamente, tal vez, yo estaba… Tengo un patio grande al frente como de noventa pies [27 m. Trad.], que pertenece a la casa pastoral, y es difícil conseguir que alguien lo ayude a uno en Indiana, porque todos trabajan. Y yo tengo que salir y podar el césped. Y estaba podando el césped y daba como unas dos vueltas y luego alguien llegaba, y la parte de enfrente crecía antes de poder avanzar a la parte de atrás.
Entonces, me fui a la parte de atrás de la casa en una tarde calurosa de agosto, y traía puestos unos overoles, tipo pechera. No había nadie alrededor, y hacia un calor espantoso, y mi camiseta estaba sudada y se me desgarraba por la parte de la espalda; así que yo simplemente me la quité, comencé a podar el patio, en la parte de atrás del patio. Y me encontraba allí podando tan fuerte como podía hacerlo, y se me olvidó que había un gran nido de avispas al final de la hilera. Y embestí la podadora directamente en esa cerca antes de pensar, y las avispas me cubrieron totalmente. Uds. saben lo que son; ellas te pueden matar. ¡Unas cosas bien grandes!
24
Y ahora bien, normalmente yo las hubiera tomado, y hubiera comenzado a luchar con ellas y hubiera corrido. Yo sé que esto parece infantil; pudiera no parecer siquiera razonable; pero es la verdad. En lugar de tenerle miedo a esas cosas, yo pensé: “Pobres criaturitas, yo las molesté”. Y en lugar de odiarlas, había una simpatía en mi corazón hacia ellas. Desearía poder tener eso todo el tiempo. Si lo tuviera, sería una persona diferente.
Y las avispas estaban por todas partes alrededor de mí, y yo comencé a pensar: “¿Saben algo? Ellas son pequeñas criaturas que fueron creadas por Dios, y tienen derecho de vivir en su casa. Ellas no tienen una inteligencia para razonar como yo la tengo, y yo metí la podadora allí; y la única protección que ellas tienen es su aguijón para así quitarme del camino”. Véalo de manera razonable.
Así que, ellas estaban alrededor de mí, y yo me detuve. Y aquí está la verdad. Uds. pudieran pensar que yo no soy muy inteligente (lo cual no lo soy) después de esto, pero es la verdad. Y yo le dije a esas pequeñas avispas; dije: “Uds. pequeñas criaturas de Dios, yo soy el siervo de Dios, y estoy apurado. Sus hijos enfermos están entrando y saliendo; y yo las molesté, y lamento haber hecho eso. Ahora, en el Nombre de Jesucristo, nuestro Creador, entren de vuelta a su casa; yo ya no las molestaré más”. Y, hermano, hermana, cuando yo me encuentre con Uds. en el tribunal de juicio, esas avispas se formaron en una sola línea, y volaron alrededor de mí, y se fueron directamente a su nido mientras yo estaba parado allí. Eso es cierto.
25
¡Oh, fue Dios! ¿Ven? Pero antes de que aconteciera, yo tenía que amar.
Y yo no digo esto para herir los sentimientos del pueblo mexicano que está presente, porque Dios sabe que he tenido unas de mis mejores reuniones con el pueblo mexicano. Nunca olvidaré el pequeño coro mexicano que solía intentar cantar para mí: “Solo Creed”, cuando el Hermano García tenía una iglesia aquí en algún lugar en Phoenix, la primera vez que vine para acá. Nunca olvidaré esa pequeña frase tan familiar: “¡Gloria a Dios!”, o lo que sea que es, lo que están diciendo: “¡Gloria a Dios!”.
Y yo estuve en México hace unos cuantos meses. (Y por cierto, mi siguiente reunión es con el pueblo mexicano en la costa Oeste). Y yo estuve en México. El Hermano Moore, el Hermano Brown, el Hermano Arganbright y muchos de los hermanos, estábamos en la plataforma. Y mi corazón desfallecía, donde un pequeño bebé muerto fue levantado de la muerte; estando en los brazos de una madre. Murió a las tres de la tarde; aquí ya eran las nueve la noche. Estaba lloviendo. Y por toda la plataforma, apilados así de alto, estaba simplemente un gran arrume de viejos chales y cosas, por las que ellos querían que yo orara.
26
Y luego, quien vino a la plataforma, fue un pobre hombre anciano de aspecto polvoriento. Su cabello era canoso, y las arrugas en su rostro eran profundas. Él estaba descalzo, y sus pantalones harapientos hasta arriba. Casi no le quedaba nada de saco. En su rostro unos bigotes canosos. Y sobre todo eso, él era ciego.
Cuando yo vi que ese pobre anciano se acercó a mí, pensé: “Ud. sabe, él ha de tener casi la edad de mi papá”. Yo pensé: “Qué cruel ha sido el destino con él. El hombre probablemente nunca ha tenido una comida decente en su vida”. Y yo puse mi pie al lado suyo para ver si mis zapatos le quedaban; yo le iba a dar mis zapatos. Me fijé en sus hombros, y él era mucho más ancho que yo; le iba a dar mi saco. Era demasiado pequeño.
Luego de repente pensé: “Yo no le puedo dar mis zapatos; no le puedo dar mi saco”. Y cómo podía yo saber que esas manos viejas arrugadas tratando de tomar ese viejo rosario para rezar. Y yo dije: “Hermano, eso no es necesario. Guárdelas en su bolsillo”. Y el intérprete le dijo.
27
Y cuando él subió allá… Lo que se tenía que hacer para ayudar al hombre, uno tiene que entrar junto con él en su propio sufrimiento. La única manera: Uds. solo traten bien cualquier cosa. Solo sea amable con un animal y Ud. se lo ganará. Cuánto más tienen que ser amables, mostrando amor fraternal el uno al otro.
Y yo hablé con él, y de alguna forma solo sentí lo malo que era el diablo. Él probablemente había criado a un montón de niñitos en su día, trabajando por unos cuantos pesos y comiendo tortillitas, quizás hechas de una vieja lechuga que los turistas habían tirado, y de las cosas que estaban hechas. Y se me estaba rompiendo el corazón. Y luego pensar que el diablo lo tenía trastabillando en una negra oscuridad. Y yo simplemente no podía hacer más que eso, sino abrazar contra mi pecho a ese hombre anciano arrugado. Y al mirar, él no podía entender ni una palabra de lo que yo estaba diciendo.
Y yo dije: “Padre Celestial, ten misericordia. En verdad que el diablo lo ha maltratado, ha hecho esto. Él es un hombre por cual Tú moriste”.
Y mientras yo estaba orando, escuché a alguien gritar: “¡Gloria a Dios!”. Y yo le di la vuelta y sus ojos estaban abiertos. Él estaba caminando en la plataforma, gritando y alabando a Dios. ¿Qué fue? ¿Solidaridad? El amor había… Él no podía entender, pero él sabía que yo lo amaba. Dios lo sabía.
28
Mucha gente ha dicho de los animales salvajes: “¿Qué no les tiene miedo, Hermano Branham?”. Nunca, yo los amo.
Hace un tiempo… Yo trabajé siete años como oficial de Conservación, como guardabosques. Y en una ocasión mientras yo subía a cavar una zanja para echarle agua, iba a liberar unos peces en la corriente… Se suponía que debíamos llevar una vieja pistolita. Y cuando yo… cruzando el campo, había un hombre enfermo que conocía. Yo era un ministro en ese tiempo. E iba a visitar a este ministro…o, a este hombre, para orar por él.
Y cuando iba de camino, solo saqué esta vieja pistolita y la arrojé en el carro, y cerré la puerta, y comencé a cruzar el campo, el cual medía tres cuartos de milla. Y había olvidado que en ese campo estaba un toro asesino que acababa de matar a un hombre de color, allá en la Granja Brook, y ellos se lo vendieron al Sr. Guernsey para el pastizal allá arriba. Él era un toro famoso, de buena cepa, pero era asesino.
29
Y yo iba cruzando el campo, cantándome a mí mismo, y me topé con un montoncito de maleza de madera; y de repente este gran toro asesino se levantó de esa maleza. Y él me miró directamente. ¿Qué fue lo primero? Busqué la pistola para matarlo. No traía la pistola. Busqué la cerca: estaba a trescientas yardas [274 m. Trad.] de distancia. Él estaba parado a unas veinte o treinta yardas de mí [18 a 27 m. Trad.] No había árboles, no había a dónde ir. Era un 'párate y enfrenta tu muerte'. Por lo tanto, yo dije: “Padre Celestial, me supongo que este es el fin”.
Estoy contento de no haber traído la pistola. Yo hubiera matado al toro y después hubiera ido a pagarlo. Pero me paré para mirar al animal; él retrocedió, resopló, aventó sus cuernos a la tierra, moviendo su cola. Yo sabía que estaba a punto de venir, y me quedé allí y lo miré por un momento, y algo sucedió. De una u otra manera (Esto pudiera parecer una tonteria), pero todo el temor se fue. Cuando entra el amor, el temor se va.
30
Y pensé lo mismo tal como lo hice con respecto a las abejas. Yo pensé: “Aquí está de nuevo”. Y yo le dije a él: “Yo soy siervo de Aquel que te creó. Y voy de camino a orar por uno de sus hijos que está enfermo. Lamento haberte molestado, en el Nombre de Jesucristo, acuéstate y yo no te molestaré más”. Y el toro sacudió sus cuernos dos o tres veces en la tierra, y aquí venía. No tuve más temor del que tengo ahora. Algo sucedió.
Ahora bien, esto pudiera causar gracia, mas no es con ese propósito. Tampoco es una broma, porque este escritorio sagrado no es un lugar para bromas y tales comportamientos; es un lugar para el Evangelio. Y el toro, yo lo amé y lamenté haberlo molestado. Y él corrió directamente hacia mí como a unos diez pies [3 m. Trad.], y se detuvo extendiendo sus patas. Y él volteó a la izquierda y a la derecha, se miraba tan agotado. Y se dio la vuelta, fue y se acostó; y yo pasé a cinco pies de él [1.5 m. Trad.], y en ningún momento se movió.
¿Qué es? Es amor. Y, hermano, no importa qué tanto intentemos fingir, somos un negativo sin amor. Eso es correcto.
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Muchos de Uds. han escuchado la historia de la zarigüeya. Leo y Gene, los cuales son mis muchachos de la cinta, ellos están aquí. Y a propósito, creo que están en la cinta… [Palabras no claras]… aquí arriba. Ellos tienen las cintas de las reuniones de todas partes. Ellos vienen y las llevan, y permiten que la gente las obtenga, solo un poquito más de lo que ellos tienen que pagar por ellas. Para que la gente que tiene grabadoras pueda obtenerlas, de los mensajes de todas partes —líneas de oración.
Y ellos llegaron a mi casa una mañana; se hacen llamar mis estudiantes. Y ellos llegaron a mi casa una mañana el verano pasado, y eran aproximadamente las diez de la mañana. Y yo tenía el periódico de la mañana, y les estaba mostrando a una adorable joven de color, que había hecho algo horrible en la ciudad. Ella había dado a luz a un hijo ilegitimo; y al no querer quedarse con el hijo, lo envolvió en unas cobijas, y lo amarró con alambre todo alrededor, y consiguió a un taxista que la llevará hasta el Rio Ohio, y lo arrojó al río. El taxista lo reportó, y la guardia costera lo recogió y arrestó a la muchacha.
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Y mientras estábamos sentados en el porche, platicando en esta mañana caliente de junio, el Sr. Wood, un amigo mío, que vive al lado y su esposa es veterinario, ellos habían estado rastrillando el patio con un viejo rastrillo. Y vi por el camino, y aquí venía una zarigüeya, arrastrándose por la calle de esta manera. Y yo vivo a tres casas del camino que da a un bosque, y soy el único que tiene una cerca alrededor, en la casa pastoral; las otras están abiertas. Y esa vieja zarigüeya vino directamente a mi puerta, y entró.
Bueno, al estudiar la vida salvaje, una zarigüeya viaja de noche; durante el día son ciegas. Así que yo dije: “Miren, allá viene una zarigüeya, cómo es que se arrastra y tambalea. Probablemente tiene rabia. La mordió un zorro o algo, y se ha contagiado de rabia. Es mejor que la detenga antes de que llegue a la casa”.
Y en este momento llegó el lechero. Y yo fui y tomé el viejo rastrillo y se lo aventé a la zarigüeya. Y dije: “Y normalmente cuando uno las toca, ellas hacen lo que llamamos, jugar a la zarigüeya; ellas como que se acuestan”. Pero en lugar de eso, ella seguía luchando por alejarse.
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Bueno, en ese momento de casualidad me di cuenta, y Leo y Gene salieron, los muchachos que están aquí. Y noté que la pierna del lado izquierdo de la zarigüeya estaba hinchada como unas tres veces su tamaño, y estaba quebraba y colgando atrás. Y espero no revolverles el estómago, pero estaba podrida; las moscas la habían hecho estallar, estaba toda llena de gusanos; y estaba colgando de lado. Y yo dije: “Oh, está herida. Los perros le quebraron la pierna, o un carro la atropelló”. Y dije: “Se está muriendo”. Dije: “Probablemente está haciendo su último esfuerzo”.
Y unos de los vecinos vinieron a ver. Y la Sra. Wood fue una, ella vino; y mientras yo mantenía a la zarigüeya abajo, de casualidad noté que… La zarigüeya y el canguro son los únicos animales que tienen una bolsa para cargar a sus pequeños. Y ellas tienen una bolsa, una piel que cubre a los pequeños. Y ellas los cargan, luego abren la bolsa.
Así que, cuando la vieja madre zarigüeya había estado bajo este rastrillo, ella abrió su bolsa; y nueve bebés pequeñitos zarigüeya, así de largos, estaban corriendo bajo el rastrillo.
Y yo dije: “Aquí lo tienen muchachos”, a Leo y a Gene. Yo dije: “Esta zarigüeya tiene más de dama y de madre en ella de lo que tenía aquella mujer que ahogó a su bebé. Tiene mejor moral de lo que tenía aquella mujer”. Yo dije: “Aquella mujer ni quería a su bebé. Y a esta vieja zarigüeya quizá no le quedan más de treinta minutos de vida, pero ella dará esos treinta minutos o renunciará a su vida con tal de luchar por esos bebés. Esa es una madre verdadera”.
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Y cómo es que hoy en día las mujeres pueden tener casos de aborto, y practican el control de la natalidad, y todo lo demás; y yo no lo entiendo. Toman a esos pequeños bebés, y los arrojan a los botes de basura, y los dejan en escalones, los ahogan en los ríos, y los avientan a las llamas. Está por debajo de un animal. Un animal no haría eso.
Y mientras estábamos hablando, la vieja zarigüeya aún trataba de subir a esos pequeños. Y cuando los pequeñitos lograron subir otra vez, ella seguía mordiendo el rastrillo. Yo dije: “Observen, la voy a dejar ir. Ella no va a avanzar más que un poquito; se está muriendo. Eso la hace correr; la muerte”. Dije: “La hace correr”. Y luego cuando levanté el rastrillo, ella se dirigió a la casa arrastrando su pie. Y se fue directamente a mis escalones al lado de un pequeño arbusto siempre verde, y luego colapsó, se desmayó.
Yo fui hasta donde estaba ella; la sacudí, y no se movió. Yo dije: “Me imagino que está muerta”. Y de casualidad me fijé, y todos esos pequeños bebés zarigüeya estaban tratando de amamantar. Y yo dije: “Qué lástima”. Tomé el mango del rastrillo y puncé a la vieja zarigüeya; vi algo parecido a una pequeña sonrisa que se le hace a la zarigüeya. Y dije: “No, sigue viva”.
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Y la Sra. Wood dijo: “Hermano Branham, mire, solo hay algo por hacer”. Ella es doctor, una veterinaria. Ella dijo: “Mate a la vieja zarigüeya. Los pequeñitos tienen la boca redonda; no se les puede criar. Y luego tome a los pequeñitos, y mátelos rápidamente, para que no sufran”.
Le dije: “Simplemente yo no puedo hacerlo”.
Y ella dijo: “¿Me quiere decir que Ud. va a dejar a esa madre acostada allí y morir—en esa muerte— y que esas pobres pequeñas zarigüeyas amamanten por cuarenta y ocho horas para morir en esa condición con…? ¿Me quiere decir que va a hacer eso, Hermano Branham?”.
Yo dije: “Hermana Wood, quizás Ud. tenga razón. Pero yo simplemente no puedo hacerlo. Ella ya me ha desplegado algo que va más allá de lo que mucha gente tiene. Ella es una verdadera madre”. Yo dije: “Yo no puedo matar a esa madre”.
Ella dijo: “Bueno, entre y tome su pistola, y luego dispárele, y dispárele a los pequeñitos”. Dijo: “Usted es un cazador”.
Yo dije: “Soy un cazador, pero no soy un asesino”. Dije: “Yo no puedo matar a esa madre”.
Y ella dijo: “Usted la va a dejar acostada allí en ese sol caliente”. Conseguimos un poco de agua y se la vaciamos encima. Parecía como que se había ido.
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Bueno, yo no les hubiera permitido que la mataran. Gene y Leo se fueron. La vieja zarigüeya se quedó allí acostada todo el día en el sol caliente, y con más moscas verdes cubriéndola.
Y llegó la noche, y el Sr. Wood dijo: “Ahora, Billy, has estado trabajando duro todo el día aquí, orando por los enfermos; te voy a llevar a un pequeño paseo. Entonces, él llevó a su esposa y a la mía y a mí, y salimos a un pequeño paseo. Y pasando por un camino rural, vi a un cachorrito, alguien lo había abandonado en el camino. Y yo me bajé y recogí a ese pequeño cachorro. Y él estaba tan sarnoso y lleno de pulgas, al punto que mis manos se llenaron con pulgas. Y me estaba arreglando un lugarcito en el carro para meterlo.
Y mi esposa dijo; ella dijo: “Billy, ¿no te vas a llevar a ese pequeño perro sarnoso?”.
Le dije: “Seguro. Él tiene el derecho de vivir”. Y nos fuimos a casa, oré por él, y se puso bien, lo lavé, y hoy es un buen y gran perro Collie. Él tiene el derecho de vivir. Yo lo amé.
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Cuando llegamos a las once de la noche, allí yacía la vieja zarigüeya. El Hermano Wood, quien caza conmigo, dijo: “Ahora, Billy, tú sabes muy bien, si esa zarigüeya se iba a mover, cuando el sol se ocultó, ella se habría movido”.
Yo dije: “Eso es cierto”.
Bueno, dijo: “¿Quieres que yo la mate?”.
Le dije: “No, no quiero”.
Durante toda la noche no pude sacarme de la mente a esa zarigüeya. La siguiente mañana muy temprano, salí, y mientras iba, la pequeña Rebeca, quien yo creo que tal vez un día va a tomar mi lugar… Ella tuvo su primera visión hace poco. Y ella es una cosita con un corazón muy tierno.
Cuando yo salí al porche alrededor de las siete (el sol estaba saliendo) para ver si había alguien allí afuera (y no había), y de repente a mi lado estaba la pequeña Rebeca. Ella dijo: “Papi, ¿qué de la zarigüeya? Acabo de soñar toda la noche con ella”.
Bueno, me dirigí hacia allá, y allí estaba acostada la vieja zarigüeya, cubierta totalmente de rocío, y los pequeñitos todavía tratando de amamantar“. ”Aw“, yo dije: ”Probablemente esté muerta, cariño“.
Ella dijo: “Papi, ¿qué vas a hacer con esos pequeños bebés; los vas a matar?”.
Le dije: “No, cariño, no lo voy a hacer”. Yo dije: “Date prisa a la casa; es muy temprano para que estés levantada”. Le dije: “Ve para allá”. Ella traía puestas sus pijamas. Le dije: “Metete a la casa, cariño”.
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Y entré de nuevo por la puerta lateral del cuarto de estudio, y me senté allí, y comencé a frotarme el rostro de esta manera. Yo dije: “Bueno, este día”, yo dije: “Me supongo que tendré que llevar…”.
“¿Qué de esa vieja zarigüeya acostada allá?”. Escuché que algo dijo esto. Ahora, Ud. podría pensar que estoy mentalmente perturbado. Pero yo escuché algo que me estaba hablando.
Yo dije: “¿Qué de esa vieja zarigüeya?”.
Y la Voz dijo: “Tú la usaste en tu texto de ayer, diciendo que ella era una madre muy maravillosa”.
Yo dije: “Eso es verdad”.
Dijo: “Y enseñaste que ella era una madre verdadera…”.
“Sí”.
Dijo: “Yo la envié a tu puerta, y ha esperado veinticuatro horas el turno para que se ore por ella, y tú no has dicho ni una sola cosa”.
Y yo dije: “Bueno, yo no…”. Dije: “¿Con quién estoy hablando?”. Oh, yo dije: “¿Acaso estoy fuera de mí? ¿Qué sucedió? ¿Con quién estaba hablando?”. Pensé: “Debió haber sido Dios”. Pensé: “¿Se preocuparía Dios por ese animal? Yo sabía que Él mandaba a las personas. Pero me acordé que Él aún dijo que el pequeño gorrión no puede caer a tierra sin que nuestro Padre celestial lo sepa. Yo sé que en una ocasión Él le habló a un hombre a través de una mula, y muchas cosas en la Biblia”.
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Me dirigí hacia la vieja zarigüeya, donde estaba acostada. Y yo dije: “Padre Celestial, perdóname. Yo estaba tan ocupado con las cosas del día, así que no lo entendí. Y si Tú mandaste a ese tonto animal, que no tiene alma, sino que lo guió el instinto a venir a mi puerta para que se orara por ella, para que pudiera vivir y criar a sus bebés, perdóname, Señor. Y yo oro en el Nombre de Jesús que Tú la ayudes”.
Hermano, hermana, cuando yo me encuentre con Uds. en el juicio, esto estará timbrando. La pequeña Becky estaba parada allí mirando hacia abajo. Esa vieja madre zarigüeya se levantó, recogió a sus nueve bebitos, paró esa cola en el aire, se fue caminando por toda esa entrada, tan libre como podía estarlo. Cuando llegó al final del camino, se dio la vuelta. Y Becky tenía sus brazos alrededor de mí, y mí… y mis brazos alrededor de Becky, llorando. Y ella se dio la vuelta como para decir: “Gracias, señor”. Y se fue directamente al bosque; y hasta donde yo sé, ella está feliz allá en ese bosque con sus bebés hasta el día de hoy.
40
Cuando se proyecta el amor Divino, y llega al final de su curso, la gracia soberana entrará y tomará su lugar. Hermano, hermana, si Dios… Esa zarigüeya supo más de sanidad Divina de lo que sabe la mitad de los predicadores de Phoenix. Eso es correcto.
Ella tenía suficiente iniciativa para seguir la guianza del Espíritu. Y si Dios pudo mandar una zarigüeya por gracia Divina y amor para proteger a sus bebés, ¿cuánto más pensará Él en Uds., y en mí esta noche, si le damos a Él todo nuestro corazón de amor, y le rendimos nuestra voluntad, y todo a Él? Él proyectará para nosotros. Su gracia soberana tendrá que tomar lugar y sanar, si Uds. le dan a Él ese amor.
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El mundo quiere ver más de eso. El mundo anhela eso, el ver ese amor. Uds. son mucho más que una zarigüeya. Uds. son más que cualquier animal. Pero algunas veces Dios puede lidiar con un animal, que no puede actuar por sí mismo, antes de poder Él llegar a un corazón de piedra, que está sobre la base del libre albedrío, que puede actuar de la manera que desee. Inclinemos nuestros rostros, solo por un momento.
Oh Dios, que de tal manera amó al mundo que dio a Su hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda sino que tenga Vida Eterna… A Ti te damos las gracias y la alabanza. A Ti que conoces todas las cosas. Cuántas historias pudiéramos contar de Tu gran amor y gracia, que Tú has hecho por nosotros. Y te damos las gracias por ello.
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Y en esta audiencia en esta noche, oh Dios, que el hombre pecador, el niño, o mujer, o niña, que ha sido divinamente guiado a este lugar de adoración esta noche, que puedan saber ahora mismo que es Tu Espíritu que los ha guiado a este lugar con ningún otro propósito más que de venir y servirte a Ti.
Oh, habla a sus corazones ahora mismo. Y que ellos puedan mandar desde sus corazones el amor Divino de Dios en agradecimiento por haberles guiado hasta aquí. Y la gracia soberana les mandará en respuesta un mensaje, el mensaje salvador del Señor: “Si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos”. Concédelo Padre, porque lo pedimos en Su Nombre.
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Y mientras tenemos nuestros rostros inclinados en oración, solo me pregunto esto, amigos. Mientras hemos estado hablando, o ya sea antes de que Uds. llegaran a la iglesia, o la semana pasada, o mes, o año, ¿les ha estado hablando algo en sus corazones?
¿Qué les hizo venir, señor o señorita, venir a la reunión en esta noche? Fue el mismo Dios que detuvo a los animales en el campo. Es el mismo Aquel que guió a la vieja madre zarigüeya, que ha hecho todas las cosas que son amor. Dios los amó a Uds. de tal manera, que los ha guiado a un lugar donde Uds. pudieran aceptarlo a Él. ¿Lo harán sobre la base de la Sangre derramada de Su Hijo amado? Ese Dios no podía hacer ninguna otra cosa, pero es… Su amor lo constriñó de tal manera, que Él no podía hacer ninguna otra cosa. La gracia tuvo que enviarles un Salvador.
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Y ahora, si el amor de Uds. hacia Dios es de la misma forma a cómo fue Su amor al enviar a Jesús, el amor suyo atraerá a Jesús a Uds., y podrán ser salvos. Si quisieran aceptar a Cristo y ser recordados en oración, ¿podrían levantar sus manos ahora, en cualquier parte del piso de abajo, podrían decir: “Por la gracia de Dios levanto mis manos y digo: 'Dios, guíame a través de la vida y en la muerte, así como Tú lo haces con otros, así como se nos ha sido dicho esta noche?'”. Dios le bendiga, señor. ¿Hay alguien más en el piso de abajo, levante su mano? Dios le bendiga. Alguien más, solo levante sus manos. Cristianos oren, Uds. que son… Dios le bendiga allá en la parte de atrás; yo veo su mano. ¿Alguien más? “Yo levanto mi mano”. Dios le bendiga allá arriba, hijito; eso es bueno.
Arriba en el balcón a mi izquierda. Dios le bendiga, dama. Dios le bendiga. Dios le bendiga. ¿Alguien más? Dios le bendiga, hijito. Alguien como en los balcones de la parte trasera, ¿podrían levantar sus manos, decir: “Hermano Branham, ore por mí, quiero que Dios me ayude?”. Dios le bendiga allá atrás; yo veo sus manos. Y de seguro Dios la ve. Dios le bendiga aquí, hijito. Dios le bendiga, hermana, ciertamente.
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En los balcones a la derecha, levanten su mano, digan: “Hermano Branham, ore por mí. Yo en verdad quiero a Cristo”. Dios le bendiga, jovencito. Dios le bendiga allá arriba, un joven otra vez. Dios le bendiga de aquel lado, joven. Dios le bendiga. Muy bien. ¿Alguien más? ¿Allá en la parte de atrás? Dios le bendiga allá arriba, mi hermano. Eso es bueno.
En cualquier parte del edificio, ¿hay alguien más ahora antes de cerrar? Dios le bendiga, señor. ¿Hay alguien más? Eso está bien; levanten su… Dios le bendiga, dama. Dios le bendiga, dama. ¿Habrá alguien más…? “Yo ahora quiero que Dios sea…”. Dios le bendiga, dama. Dios le bendiga, dama. Dios le bendiga a usted también, y a usted. Eso está bien.
Ud. dice: “Hermano Branham, ¿significa eso algo?”. Ciertamente que sí. Significa la diferencia entre una separación eterna de Dios o una presencia eterna de Dios. Cuando Ud. levanta la mano, eso significa que algo en usted —usted tiene poder dentro de Ud. para quebrantar toda ley de la ciencia, romper, mover, la gravedad. Y algo dentro de Uds. les hizo tomar esa decisión y Uds. levantaron su mano. ¿Qué hace eso? Eso muestra una aceptación del amor Divino de Cristo. Algo en ustedes provocó que levantaran la mano.
Y la Biblia dice… Dios le bendiga, dama. Sí. Dios les bendiga allá atrás. Dios les bendiga, hermanas. Pequeñas damitas hispanas arriba en el balcón de atrás, yo las veo.
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¿Qué es? De tal manera Dios lo amó a Ud., Su amor fue tan grande por Ud., al punto que Su amor se proyectó como Salvador para Ud. Él lo amó a Ud. de tal manera que dio a Su Hijo unigénito. Y aquí está el Espíritu Santo guiándolo. La Biblia dice: “Ningún hombre puede venir a Mí”, dijo Jesús: “Si Mi Padre no lo trajere primero”. Dios le bendiga, damita hispana sentada aquí.
“De tal manera amó Dios al mundo que ha dado a Su Hijo unigénito”. ¿Luego qué hace usted? Algo dentro de Ud., algo que es inmortal dice: “Te estoy hablando a ti esta noche, hijo Mío”.
Y Ud. levantó la mano, quebrantó toda ley de la ciencia. “Sí, Padre, levanto mi mano reconociendo Tu Voz. Tú estás llamando”.
Jesús dijo: “Todo lo que el Padre Me ha dado vendrá a Mí, y ningún hombre Me los arrebatará de la mano. El que oye Mis Palabras y cree en el que Me ha enviado, tiene Vida Eterna, y no vendrá a juicio, mas ha pasado de muerte a Vida”.
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¿Podrá haber otro mientras paso el peine fino por toda la reunión? Solo levanten sus manos a Cristo. Dios le bendiga allá, hermano. Dios les bendiga también.
Muy bien, abajo en el piso principal aquí a mi izquierda. ¿Podemos dar la vuelta ahora y solo ver si hay alguien más que no ha levantado sus manos? Dios le bendiga allá, señor. Dios le bendiga, señor. Eso es bueno.
En los balcones de atrás otra vez, ¿hay alguien que no haya levantado su mano? Los balcones a la izquierda, vamos a peinar todo otra vez. Dios le bendiga, dama. Dios sea con usted. ¿Alguien más? Muy bien, por aquí abajo. Dios le bendiga. Dios le bendiga, dama, allá arriba. Aquí abajo en el piso principal otra vez, una vez más alrededor a mi izquierda ahora. Dios le bendiga, y a usted, y a usted, y sí, y a usted, y a usted, hermano. Dios les bendiga a todos. Sí. Alguien más solo piense… diga esto, si Dios le habla al corazón y diga…
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Pudieran pensar, mis hermanos, estas pequeñas historias que son aficionadas, cómo es que les pudiera contar cosas que yo sé que Él ha hecho que los haría sobresaltarse. Mi vida ha sido misteriosa; eso es verdad. La gente no lo comprende, pero ha sido que yo lo amo a Él.
Cuando Dios consideró conveniente quitarme a mi esposa, a mi bebé, y todo lo que tenía. Ellos nunca creyeron que mi pequeño bebé cuando yo… Mi esposa era un cadáver, y mi pequeño bebé se estaba muriendo, yo corrí al hospital y caí de rodillas ante Dios. Yo dije: “Dios, no te lleves a mi tesorito. No lo hagas, Señor”. Y yo miré frente a mí, y una sabana negra empezó a descender, yo sabía que Él se la iba a llevar.
Luego Satanás me habló; él dijo: “Allá lejos en la morgue está tu esposa, de veintitrés años de edad. Aquí está tu bebé de nueve meses, y Él se la ha llevado. ¿Quieres decir que le servirás a Él?”.
Luego miré para abajo; yo dije: “Aunque Él me matare, aún yo le serviré a Él”. Porque algo sucedió aquí en mi seno que hizo un amor por Él que la Biblia dice: “No hay nada presente, ni tribulación ni nada que pueda separarnos del amor de Dios el cual es en Cristo”.
Si Él me mandara al tormento en el día del juicio, Él todavía es justo. Y si yo tuviera la mente que tengo ahora, estando en el infierno, aún yo lo amaría a Él. Es una parte de mí. Eso es lo que es. Eso es lo que es para usted, amigo, que ama al Señor. Eso es lo que quiero que Él sea para ustedes, una parte de Uds. —amor. Ahora, mientras inclinamos nuestros rostros. Oremos.
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Padre Celestial, no sabría decir qué tantos en la audiencia levantaron sus manos a Ti. ¿Qué son ellos, Padre? Son Tus regalos de amor que le estás dando a Jesús, Tu Hijo. “Ningún hombre puede venir a Mí, si Mi Padre no lo trajere. Y todos los que vienen, Yo les daré Vida Eterna. Y ningún hombre Me los arrebatará de la mano”. Ellos son regalos de amor de Dios.
Y, oh Señor Jesús, como ministro Tuyo, un siervo indigno e improductivo, yo ahora te entrego el fruto de este mensaje. Cada uno ha levantado sus manos, puesto sus nombres en el Libro de la Vida. Tú has prometido hacerlo, y resucitarlos en el día postrero. Ahora que ellos te han aceptado, escuchado Tu Palabra, y creído en Ti, ellos han nacido de nuevo y tienen Vida Eterna.
50
Ahora, Padre Dios, ruego que Tú los bautices con el Espíritu Santo en el Cuerpo de Cristo, como creyentes. Coloca a estos jóvenes y mujeres en el campo de servicio, tanto a los ancianos como a los jóvenes. Oh, estamos necesitando reclutas en este gran ejército. Y un día harás Tú último llamado, y todo habrá terminado.
Concédelo, Señor, que cada uno de los que levantaron sus manos esta noche, y quizá muchos de aquellos que podían levantar sus manos y que no lo hicieron, ruego que sean Tus hijos, y que puedas estar con ellos en el transcurso de la vida. Y un día cuando en Tu gran pantalla de radar mi voz vibre de nuevo este sermón al final del mundo, que en esa gran pantalla Tú puedas ver sus manos y conocer sus nombres. Concédelo, Señor. Yo solo lo encomiendo a Ti, Señor, en el Nombre de Jesús oramos. Amén.
El Señor les bendiga, mis queridos amigos. Ustedes saben que… Uds. han recibido Vida Eterna.
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Ahora, voy a ver si Billy repartió tarjetas de oración. Si lo hizo, tendremos una línea de oración. Y si no, voy a hacer el llamamiento al altar. (¿Repartiste tarjetas de oración? Uh-uh. ¿Cuáles fueron? Las 'H' del 1 al 100, del 1 al 100). Él repartió las tarjetas de oración.
Les quiero preguntar algo. Todos los que levantaron sus manos (Yo no sé qué tanto tiempo va a durar la línea de oración), pero ¿harían esto para la gloria de Dios? Cuando termine el servicio, quiero que vengan hasta acá y ofrezcan una palabra de agradecimiento a Dios por haberles llamado.
Ustedes saben, esa es una de las cosas más maravillosas que existen. Tal vez haya sanidades de cánceres, de sordos o mudos, tal vez los paralíticos caminen; eso sería maravilloso, pero nunca será tan maravilloso como lo que Uds. acaban de recibir. Ellos se volverán a enfermar, pero Uds. tienen Vida Eterna.
Quiero que vengan para acá; prométanmelo y a Dios… o, a Dios y a mí, mejor dicho, que vendrán y orarán cuando se termine el servicio.
52
Ahora, ¿cuántos de Uds. nunca han estado en una de mis reuniones? Veamos sus manos. Hay muchos. Ahora, quiero que sepan… Probablemente Uds. son de diferentes denominaciones e iglesias. Pero aquí no representamos a ninguna denominación; nosotros únicamente tratamos de representar a nuestro bendito Señor, al cual Uds. aman y al cual su iglesia predica y habla al respecto. Y no estamos tratando de hacer discípulos de nadie. Solamente estamos tratando de que Uds. se enamoren profundamente del Señor Jesús y que empiecen a ganar almas para Él.
Ahora bien, yo no pretendo ser un sanador en la línea de oración, o el tener algún poder para sanar a alguien; tampoco creo que alguna persona tenga poder para sanar, sino Dios. Creo que jamás ha existido hospital, doctor, operación o cualquier cosa que haya sanado a alguien. Yo creo que Dios envió al doctor a la tierra. Yo creo que los doctores, cuando Uds. se quiebran un brazo, pueden fijarle el brazo; él no puede sanarlo. Él puede fijarlo en su lugar para que Dios lo pueda sanar. Un doctor puede quitarle un tumor, o un apéndice, o un diente, pero ¿quién va a sanar el sitio que quedó cuando aquello fue removido? Eso es quitando una obstrucción. ¿Quién va a sanar ese sitio? Sólo Dios.
53
Ahora, si es la voluntad del Señor, mañana por la noche comenzaremos con “Dios En Su Palabra”, ¿ven? Y Dios dijo en Su Palabra: “Yo soy Jehová que sana todas tus dolencias”.
Y jamás ha habido una medicina. Jamás ha habido una operación, jamás ha habido un sanador divino, jamás ha habido alguien más que pudiera crear y desarrollar células, sino sólo Dios. El diablo no puede hacerlo. El diablo no puede crear. Él solo puede pervertir lo que Dios ya creó. Es el diablo el que le da a Ud. el tumor, pervierte la célula, ¿ven? Él no puede crear una célula. Él puede pervertir una, si logra meter su vida en ella. Pero él no puede crear nada.
Así que yo reclamo que Dios, no yo… Pero la Biblia dice que Dios ha puesto en la iglesia apóstoles, profetas, maestros, evangelistas y pastores. Ellos son para la perfección de la iglesia.
54
Ahora, yo no soy un predicador, como ustedes saben. Y nadie sabe mejor que yo que no soy un predicador para predicar. Mi trabajo es orar por los hijos enfermos de Dios, al ver visiones. Y es el trabajo del Señor Jesús. La predicación es el trabajo del Señor Jesús—evangelistas, pastores, todo el trabajo del Señor Jesús. Tenemos bastantes personificadores, pero también hay uno que en verdad es real.
Ahora, noten. Cuando Jesús estuvo aquí en la tierra, ¿reclamó Él ser un sanador? No, señor. Él dijo: “No soy Yo el que hace las obras; es Mi Padre que mora en Mí”. Él dijo en San Juan 5:19 (Piense en ello: “Un puñado y dos docenas de huevos”; cuando vayan a casa, léanlo, el capítulo entero de San Juan), “De cierto, de cierto os digo, el Hijo no puede hacer nada por Sí mismo, sino lo que ve al Padre hacer”.
55
Un judío vino a Él y le dijo: “Pues, tú eres un creyente. He aquí un israelita, en quien no hay engaño”.
Él dijo: “¿De dónde me conoces, Rabí?”.
Dijo: “Antes que Felipe te llamara, te vi debajo del árbol”. ¿Cuántos saben que eso es verdad: San Juan 1? Ciertamente.
Ese judío dijo: “Tú eres el Hijo de Dios, el Rey de Israel”.
Él dijo: “Porque Yo te he dicho esto, ¿ahora tú me crees? Miren, probablemente eran como treinta millas (48 Km. Trad.) rodeando la montaña donde él lo encontró un día antes, pero aquí él estaba de este lado. Él creyó.
La mujer junto al pozo, Él subió… Él iba de camino a Jericó abajo de Jerusalén. Él tuvo que atravesar Samaria, alrededor de Samaria. Él despidió a sus discípulos. Una mujer de mala fama salió a sacar un poco de agua. Ella era samaritana, miren, no era judía.
Ahora bien, recuerden que cuando Él hizo eso ante el judío, el judío dijo: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el Rey de Israel”.
56
Ahora, aquí sale una samaritana, y Jesús dijo: “Mujer, dame de beber”.
Ella dijo: “No es costumbre que Uds. los judíos le pidan a los samaritanos algo semejante. No tenemos tal costumbre”. En otras palabras, había segregación, como en el Sur—los blancos y los de color.
Pero Jesús le hizo saber que no había diferencia, en la Presencia de Dios. Él dijo: “Pero si tú supieras con Quien estás hablando, tú me pedirías a Mí de beber”. Y la conversación se alargó.
Finalmente, Jesús encontró cuál era el problema de la mujer. El Padre lo envió a Él allá arriba. El Padre me envió a mí aquí.
Miren, Él no conocía a la mujer; Él nunca la había visto. Pero Él estaba contactando el espíritu de ella. Y Él le dijo a ella, cuando encontró su problema, dijo: “Ve, trae a tu marido”.
Ella dijo: “No tengo marido”.
Dijo: “Eso es correcto. Tú tienes cinco, y con el que ahora vives, no es tu marido. Por lo tanto, bien has dicho”.
Observen lo que la mujer dijo. Ahora, ella era samaritana, aparentemente una creyente fría y formal. Ella dijo: “Señor, percibo que Tú eres un profeta”. Ella dijo: “Sabemos (nosotros los samaritanos), sabemos que cuando el Mesías venga, Él hará eso. Él nos dirá cosas por venir. Pero”, dijo: “¿Quién eres Tú?”.
Él dijo: “Yo Soy, el que habla contigo”.
Y ella corrió a la ciudad. Dijo: “Venid, ved a un Hombre que me ha dicho las cosas que he hecho. ¿No es este el Mesías?”. Si esa fue la señal del Mesías en aquellos días, y la Biblia dice en Hebreos 13:8: “Él es el mismo de ayer, hoy, y por los siglos”, Él tiene que ser la misma señal del Mesías esta noche.
57
No tenemos espacio o tiempo para hablar más. Vamos a creer. Padre, Dios, ahora me encomiendo a mí mismo y este servicio a Ti. He hablado extensamente de Ti. Habla, oh Dios. Una palabra Tuya será más de lo que yo pudiera hablar en muchas vidas. Y permite que Tú Espíritu Santo hable esta noche y haga esas cosas que Tú prometiste, y toda la gloria será Tuya; en el Nombre de Cristo oramos. Amén.
Ahora… ¿Cuál fue? La “H”. Muy bien, no podemos poner de pie a demasiados a la misma vez. H número 1,2, 3, 4, 5. Solo fórmense por aquí ahora. Ahora, observen… Miren la de su vecino y vean si tiene… Si pueden oír, miren las tarjetas de oración y vean en dónde están. 5, 6, 7, 8, 9, 10, dejen que se formen. Mientras están viniendo, oremos por estos pañuelos.
58
Dios Todopoderoso, en quien creemos y confiamos, que Tus misericordias lluevan sobre estos pañuelos. Muestra grandes señales y maravillas al sanar a los enfermos. Y mándalos a los enfermos y necesitados en el Nombre de Tu Hijo amado, el Señor Jesús, Quien nos amó de tal manera. Amén.
Ahora bien, algunos de ustedes ungen los pañuelos, pero si se fijan en la Biblia… En Hechos 19, Pablo no los ungió. Eso está bien. El ungirlos, eso está bien. Pero Pablo no ungió los pañuelos; ellos tomaban de su cuerpo pañuelos y sudarios.
Muy bien, ¿mencioné el número 5? 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14, 15. H - H del 1 al 15, que ellos entren en la línea. Y ahora, quiero… Mientras están viniendo, quiero que Uds. miren hacia acá. Muy bien. Y si algunos de ellos bajan, o… Me imagino que algunos los están ayudando.
59
Ahora, les quiero preguntar algo. Si el Señor Jesús, de Quien he estado hablando… de Su amor, Quien amó a los animales, Quien amó a las personas, Quien los ama a Uds. en su pecado, Quien los ama en sus diferencias, Quien los ama en sus enfermedades… Y si la Biblia dice que Él es el mismo de ayer, hoy, y por los siglos, si Él viene a esta plataforma en medio de estas personas y reproduce Su vida por medio de las mismas obras que Él hizo cuando estuvo aquí en la tierra, ¿lo aceptarán a Él de manera unánime para cualquier cosa que estén necesitando? ¿Lo harán por todo alrededor?
Ahora, ustedes niñitos que acaban de venir a Cristo esta noche, vean si acaso están sirviendo… o, si acaso han aceptado a un Cristo muerto o a uno que está vivo. Él vive por siempre jamás.
Y ahora, vamos a ver. ¿Todavía se están formando? Muy bien. Muy bien, solo un minuto hasta que logremos ver que se calme aquí abajo.
60
¿Cuántos no tienen tarjetas de oración? Veamos sus manos. Muy bien. Miren y vivan, miren y… Dice la Biblia… En la Biblia cuando Jesús iba pasando por un grupo de gente, y una mujercita tocó Su vestidura, y Él se dio la vuelta y dijo: “¿Quién es el me ha tocado?”…
Ahora, sabemos que el manto palestino cae suelto, y tiene el manto interior. Y Él no hubiera podido tocarla físicamente… o, haber sentido el toque físico de ella. Ella tocó Su vestidura y se fue para alguna parte y se quedó parada en la multitud. Jesús volteó y dijo: “¿Quién es el que me ha tocado?”.
Pedro lo reprendió, dijo: “Todo el mundo te tocó. ¿Por qué dice '¿Quién es el que me ha tocado?'?”.
Todos ellos lo negaron. Ella lo negó, pero Jesús estaba investido con un poder. Por lo tanto, Él miró alrededor hasta que encontró lo que estaba mal. Y Él encontró a la mujercita, y dijo: “Tu fe te ha salvado”. ¿Es eso correcto?
Bueno, ¿Es Él el mismo de ayer, hoy, y por los siglos? ¿Dice la Biblia que ahora mismo Él es un Sumo Sacerdote que puede compadecerse de nuestras enfermedades? Entonces, miren y vivan. Crean en Él; luego dejen que Él lo vindique.
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Ahora, Él no tiene más manos en la tierra mas que las mías y las suyas. Él no tiene más manos que las mías y las suyas. Él no tiene más boca que la mía y la suya. Pero Él quiere que le rindamos lo que tenemos —tal como un pámpano— y Él es la Vid que empuja la energía. La vid no lleva el fruto, ¿verdad? El pámpano lleva el fruto. Él dijo: “Yo soy la Vid; vosotros los pámpanos”.
Ahora, somos nosotros los que debemos llevar el fruto de Su ministerio hasta que Él venga. La Biblia dice, Jesús lo dijo: “Un poquito y el mundo no Me verá más. (Eso fue cuando Él se fue físicamente; ellos no lo sabrán más; ahora, ese es el mundo) El mundo no Me verá más porque todo (se ha ido); empero vosotros Me veréis ('Vosotros', ese es el creyente.) Porque Yo estaré con vosotros (¿Por cuánto tiempo?) hasta el fin del mundo”. ¿Es eso correcto? “Yo estaré con vosotros, aún en vosotros hasta el fin del mundo”. Ahora, Él es el mismo de ayer, hoy, y por los siglos. Seamos reverentes y oren.
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Ahora, si por favor pueden, les voy a pedir que solo unos momentos (tal vez unos quince minutos), si pueden estar muy callados. Ahora, hemos escuchado el mensaje. Los pecadores han aceptado a Cristo. De seguro hemos hallado gracia con Él.
“Ahora, ¿qué es lo que sigue, Hermano Branham?”. Muy bien. Fue Dios Quien guió a esos pecadores a Él, por todo alrededor. Es Dios. Ahora… ¿Qué es lo que hace ahora, Hermano Branham?“. Rendirme al Espíritu. Y por medio de un don Divino, yo solo me rindo a Su Espíritu; Él se encarga. Él hace la obra, no yo. No son mis palabras las que están hablando. Pudiera ser mi voz, pero es Su poder hablando a través de esa voz. Igual que la mula, o como los profetas, o cuando Dios se hace cargo de cualquier cosa. Él la usa.
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Ahora, aquí está un hombre. Venga para acá, señor. Ahora, aquí está un hombre parado en esta noche, y hasta donde yo sé, ambos somos desconocidos el uno al otro. Si eso es cierto, levante su mano.
Ahora, yo no conozco al hombre. Él no me conoce a mí. Si yo vengo aquí y digo… Pongo mis manos en usted: “¡Aleluya, usted se pondrá bien!”.
Ahora, él tiene el derecho como de: “Bueno, espero que sí”, ¿ven?
Pero si yo digo: “Oh, dentro de seis meses va a necesitar de una situación financiera. Eso es lo que Ud. le viene a pedir a Dios. Ud. tiene una pequeña familia con hambre, y Ud. quiere finanzas. Pasado mañana usted las va a recibir”.
Bueno, él tiene el derecho como a: “Bueno, tal vez lo reciba”.
O si él quiere oración por alguien más… “Oh, ellos lo van a recibir”. Bueno, el tendría el derecho como de dudar eso. Pero si el Espíritu Santo entra al pasado de su vida, igual como Él lo hizo con Felipe…
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Ahora, el hombre pudiera ser un crítico. Él pudiera ser un incrédulo. Él pudiera ser un Cristiano. Yo no sé. Yo nunca he visto al hombre. Pero quienquiera que él sea, observen lo que el Espíritu dirá de él.
Y luego, si el Espíritu Santo le dice algo que ha sucedido, seguramente él sabrá si eso es verdad o no. Entonces si Él le dice algo que ha sucedido, él tendrá la fe para creer lo que será. ¿Es eso cierto? Luego él será el juez de eso. Y eso sería exactamente lo mismo que Jesús hizo cuando estuvo aquí en la tierra.
Ahora miren, este es un hombre. Hubo un hombre que vino al Señor Jesús, un hombre bueno, Y Jesús le dijo: “He aquí, un Israelita”. Ahora, todos se vestían igual. Podría no haber sido un israelita. Podría haber sido un griego o algo más. Pero Jesús sabía que era un israelita, un buen hombre honesto.
Y eso como que lo sorprendió a él. Él dijo: “¿De dónde me conoces, Rabí (O reverendo, maestro)?”.
Él dijo: “Antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo del árbol Yo te vi”. Qué ojos, a treinta millas rodeando la montaña siendo un día antes. La primera vez que Él lo miraba.
Y el hombre lo miró a Él y dijo: “Rabí, Tú eres el Hijo de Dios”.
Jesús dijo: “Porque te dije eso… ”. Vean, esa era la señal del Mesías.
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Ahora, ya sea que Él lo haga o no, yo no sé. No puedo decir eso; eso depende solo de Dios. Pero si Uds. son muy reverentes, y confiaremos en que Dios lo hará. Y solo piensen: Si Él sí lo hace, pues, debiera de electrificar esa ciudad.
¿Cómo podemos quedarnos con corazones engrosados y atontados cuando sabemos que el Cristo viviente está en nuestros medios? Eso muestra que hay algo mal. Eso es correcto. Ahora, sean muy reverentes. Permítanme hablar con el hombre.
Ahora, señor, veo que trae un letrero que dice: “Obrero personal”. Muy bien. Ahora, si no nos conocemos el uno al otro, y el Señor Jesús me dice lo que Ud. le quiere pedir a Él… El venir y pedírmelo a mí, no servirá de mucho, porque yo no tengo… Si yo tuviera dinero, tal vez tendría dos o tres dólares para darle, pero yo lo haría si usted los quisiera. Yo le daría cualquier cosa que tuviera, si yo pudiera ayudarle.
Pero si Ud. quiere sanidad o quiere algo más, pudiera ser algo con lo cual yo no pudiera ayudarle. Pero Ud. sabe lo que quiere. Y si Ud. sabe lo que quiere y lo que necesita, Él es capaz de decírmelo igual como Él se lo dijo a la mujer junto al pozo. ¿Es eso correcto? Si Él lo hace, ¿lo recibirá? ¿Lo recibirá la audiencia y creerá?
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Ahora, hemos llegado al punto donde yo seré hallado verdadero o una mentira, ¿ven? Ya sea que es verdad o es una mentira. Y recuerden, no es algo que yo pueda hacer por mí mismo; es Dios permitiendo que sea hecho. (Y todos saben eso), por un don Divino. Que Él lo conceda.
Ahora, solo estén quietos. No se estén moviendo, ¿ven? Una vez que el Espíritu toma el control… Cada uno de ustedes son espíritus. Ustedes saben eso. Si no lo fueran, estarían muertos. Así que es su espíritu (¿ven?) el que yo capto. Y cuando es así, si tan solo oran… Solo manténganse quietos. No se estén moviendo; solo oren, y digan: “Dios, ten misericordia de mí”. Miren lo que Él hace con Uds. esta noche por todas partes en la audiencia, gente… ¿Eso eso correcto? Mucho más en la audiencia de lo que sucede aquí arriba.
Muchos ni siquiera dicen nada al respecto hasta que las cartas empiezan a llegar por montones y cosas, de cómo es que van con los doctores y demás, cómo vinieron; allí termina, ¿ven? Solo tengan fe; crean.
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Ahora, si yo pudiera ayudarle, y no lo hago, yo sería una persona cruel. Pero yo no puedo ayudarle, pero Dios sí puede. ¿Si Dios me deja saber lo que Ud. quiere de Él, entonces le creerá a Él, me creará que soy Su siervo?
Si la audiencia todavía puede escuchar mi voz… Veo al hombre caminando; es en el piso. Y su problema está aquí arriba, alrededor de sus ojos o cabeza. Es un problema sinusal. Lo veo frotándose aquí como de este lado, sinusitis. Y Ud. tiene algo mal con su lado. Eso es correcto. Y a Ud. lo operaron. Y esa operación es la causa por la que su lado está de esa manera. Eso es correcto. Ahora, ¿me cree? ¿Es eso verdad? ¿Cree Ud.? Entonces oremos.
Bondadoso Padre Celestial, en el Nombre del Señor Jesús, ruego que Tus misericordias se derramen sobre este hombre por medio del Espíritu Santo, y que sea sanado en el Nombre de Cristo. Amén. Dios le bendiga, hermano. Ha terminado; vaya regocijándose, y sea feliz.
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¿Cómo está, dama? Sería un hipócrita al pararme aquí frente a este sagrado escritorio… Si yo la pudiera ayudar, Ud. sabe que yo lo haría. Viendo que su cabello es canoso, y probablemente sus dos manos han trabajado muchos días, y aquí esta Ud. parada esta noche deseando algo de Dios. Si la pudiera ayudar, yo lo haría. Pero la única cosa que puedo hacer es predicar la Palabra lo mejor que puedo, y luego por un don Divino ayudarla si puedo.
La veo en la casa o en un lugar, y Ud. está acomodando la mesa. Y es algo relacionado a cuando Ud. está comiendo. Es su estómago. Ud. tiene un problema estomacal. Eso es correcto. Y luego Ud. tiene un crecimiento; ese crecimiento está en su costado. Eso es correcto, ¿no es así? Levante su mano si eso es correcto. Ahora, Él quien la conoce a Ud., y Ud. sabe que yo no, ¿cree Ud. que Él la sanará si yo se lo pido? Hay Algo aquí que me tiene ungido. Ud. sabe eso; Ud. sabe eso. ¿Qué piensa Ud. qué es? ¿Cree Ud. que es Dios? Bueno, entonces Dios dice esto: “Estas señales seguirán a los que creen: si ponen las manos sobre los enfermos, estos sanarán”. ¿Lo cree Ud.?
Nuestro Padre Celestial, pongo mis manos sobre esta mujer y pido que ella sea sanada en el Nombre de Jesucristo. Amén. Ahora, vaya creyendo. No dude. Con todo su… Dios le bendiga, hermana.
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¿Qué piensa Ud.? Sentado allí orando, ¿no es así? Si yo le digo que estaba orando al respecto, ¿me creerá que soy el profeta de Dios? Es sobre su espalda. Eso es correcto, ¿no es así? Si eso es correcto levante su mano. Muy bien. Ahora concluyó. Puede irse a casa y ser sanado. Su fe tocó Algo, ¿no es así? Tocó a Cristo. Ahora, tenga fe y crea.
Yo reto a esta audiencia, en el Nombre de Cristo, a que miren para este lado y crean en el Señor Jesucristo. Solo miren y vivan. No duden, pero tengan fe.
Muy bien, damita, siendo que Ud. está sentada orando de esa manera, por cuanto yo mencioné de su espalda, Ud. también tiene un problema en la espalda. Eso es correcto. Eso es correcto. Ud. también tiene sinusitis. Eso es correcto, ¿no es así? Usted estaba allí orando: “Señor, que sea yo esta noche”. ¿Es eso correcto? Muy bien, ahora Ud. lo tiene. Ud. lo tocó a Él.
¿Ven lo que quiero decir? Miren y crean. La Biblia dice: “Miren y vivan”. ¿Le creen a Él?
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¿Qué piensa usted, sentado allá con su mano en…? ¿Cree Ud.? Ud. también está orando, ¿no es así? ¿Cree Ud. que Jesucristo el Hijo de Dios me ha enviado a hacer esto? ¿Lo cree? Muy bien. Ud. tiene un problema en la piel, ¿no es así? Si es verdad, levante su mano. ¿Cree que Ud. está sanado? Muy bien. Vaya a casa y sea sanado en el Nombre de Cristo. ¿Creen Uds.?
Ahora, dama, me imagino que soy un desconocido para usted. Yo no la conozco, nunca la he visto. Pero Dios sí la conoce. ¿No es eso cierto? Amén. [Palabras no claras] Muy bien, tenga fe ahora. Si Dios me revela el motivo por el cual está Ud. aquí, ¿lo creerá Ud.? Ahora, ¿ve? La razón por la que usted no… Yo pudiera hablar con usted mucho tiempo. Él me seguiría diciendo más, entre más hable con usted, tanto como Él me muestre, ¿ve? Pero el contactar su espíritu (¿ven?), eso es lo que lo trae.
Ha estado enferma esta semana, ¿no es así? Francamente, ha estado en cama toda la semana. Eso es correcto. Ha tenido hemorroides. Eso es correcto. Ud. tiene colitis en los intestinos, ¿no es así? Su nombre es la Sra. Reynolds, ¿no es así? Ud. vive en Henshaw #2010. Ahora, regrese allá y supérelo y sane en el Nombre del Señor Jesús. Si puedes creer, todas las cosas son posibles.
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Muy bien, dama. Somos desconocidos el uno al otro. Yo no la conozco, nunca la he visto, no sé nada de Ud.; pero aquí está Alguien que sí la conoce. Si Él mismo se revela, ¿creerá Ud. Su resurrección? Ahora, mire. Ud. se da cuenta de que algo está sucediendo, ¿no es así? Y Ud. sabe que no se sentiría de esa manera por el hecho de estar yo parado aquí. Esa Luz está asentada sobre Ud. Vea, eso es lo que lo produce…. [Palabras no claras].
Ahora, Ud. está sufriendo de una extrema condición nerviosa, la cual es por causa del tiempo de la vida que Ud. está viviendo. Y Ud. tiene algo mal en su pecho, y tiene algo mal en su estómago. Eso es correcto. Y Ud. tiene un crecimiento en su pierna, como un nódulo. Eso es correcto. Ahora, ¿Me cree que soy Su profeta… quiero decir, Su siervo? Esa palabra hace tropezar al público. ¿Lo cree? Entonces yo… Seguramente Él la ayudará.
Usted está orando por alguien más. Y es por un nieto… una nieta, una nieta. Y ella tiene un crecimiento en la rodilla. Y no vive en esta región. Ella vive en una región plana, en la región del Este. Es en Ohio. Eso es exactamente correcto. Solo un momento; un momento, dama.
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El hombre que está sentado por aquí, un misionero, predicador, su esposa está sentada a un lado de él orando por una condición de dolor de cabeza. Hay algo relacionado es usted con Ohio. Yo no lo conozco. Nunca lo he visto. Pero es alguien que es cercano a usted que fue sanado de tuberculosis en mi reunión en Ohio. Es un niñito, y se ha orado por su mamá por lo mismo. Eso es: “ASÍ DICE EL SEÑOR”. Muy bien, siga su camino regocijándose. Puede tener lo que ha pedido, dama. Dios tenga misericordia de usted. Oh, ¿creen Uds. ahora?
Ahora, señor, yo no lo conozco, Ud. sabe eso. Yo no lo conozco, pero Dios sí lo conoce. Permítame su mano solo un momento. Ud. tiene úlceras. Eso es cierto. Correctamente. ¿Me cree Ud. que soy el profeta de Dios? ¿Lo hará? Ud. está haciendo algo que está empeorando esas úlceras. El tabaco las arruinará, lo empeorará más que nunca. ¿Cree que Dios le quitará ese cigarrillo y hará que…? ¿Le rendirá ese cigarrillo y su vida a Cristo, en este preciso momento? ¿Lo hará? Entonces que el Dios del cielo quite la iniquidad y sane a este hombre en el Nombre de Jesucristo. Amén. Siga su camino regocijándose, señor. Únase a una buena iglesia verdadera y haga…
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No se muevan, amigos. Solo manténganse quietos, ¿ven? Algo sucedió. Vi un hospital. Es una mujer anciana, y ella está en un hospital psiquiátrico. Es la madre de esa mujer, sentada justo allí. Ella está orando por su madre en un... ¿Cree Ud. que Dios la sanará? El Señor se lo conceda, hermana.
Dios puede sanar el cáncer, cualquier cosa, y hacer que se recupere. ¿Cree Ud. que Él puede hacer que el cáncer lo deje? Entonces yo lo condeno; en el Nombre de Jesucristo que se vaya de usted. Amén. Tenga fe en Dios.
¿Cómo está, señor? Esas horas cansadas de estar tosiendo: la condición asmática es algo horrible. ¿Pero cree que Cristo lo pondrá bien? ¿Lo cree? Nuestro Padre celestial, bendigo a este hombre en el Nombre de Jesucristo; que él pueda estar bien. Dios le bendiga, mi hermano. Vaya, y sea sanado.
Mi hermana, Dios puede sanar la condición cardíaca como cualquier otra cosa. ¿Cree que Él la sanará de ese problema cardíaco, si yo se lo pido? Es un corazón nervioso, es lo que es. Eso se le empeora cuando se acuesta, ¿ven? La veo acostada, se asfixia; en realidad es gas, porque empuja contra el corazón. Oh Dios del cielo, apacigua los nervios de esta pobre mujercita y que sea sanada en el Nombre de Jesús. Amén. Dios le bendiga, hermana. Tenga fe ahora.
Curioso, cuando yo le dije eso a ella, algo le sucedió a Ud., ¿no es así? Es la misma cosa. Ustedes dos fueron sanadas al mismo tiempo. Por lo tanto, solo baje de la plataforma regocijándose, diciendo: “Gracias sean dadas a Dios”.
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Venga, dama. La dama que viene tiene una sombra oscura persiguiéndola, la sombra de la muerte, la cual es cáncer. ¿Cree que Dios la sanará, dama, y que se pondrá bien? Nuestro bondadoso Padre celestial, a medida que mi propia fuerza se va agotando, oro por esta mujer. Oh, si Tú pudiste sanar a una zarigüeya, cuánto más puedes sanar a esta santa. Yo condeno este espíritu de muerte en ella, y pido que ella viva en el Nombre de Jesús. Amén. Vaya feliz, hermana, regocijándose.
Usted tiene una condición estomacal, nerviosa. Eso le provoca algo parecido a la dispepsia, el eructar la comida y cosas que entran en su estómago. ¿Cree Ud. que Dios la pondrá bien? ¿Lo acepta como su sanador? Oh, Dios eterno, en el Nombre de Jesucristo, yo condeno al diablo que está dañando a mi hermana, y pido que él la deje en el Nombre de Cristo. Amén.
Tenga fe en Dios. ¿Todos Uds. lo creen? ¿Con todo su corazón lo creen? Oh, esto puede seguir sucediendo hora tras hora. Bueno, ¿qué es lo que confirma? A Jesucristo, vivo. Jesús está aquí.
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¿Qué piensa al respecto, damita, mirándome allá con un problema femenino en la parte de atrás de la audiencia? ¿Cree que Dios la sanará? ¿Lo cree con todo el corazón? Si lo cree, muy bien, puede obtenerlo. El Señor le bendiga.
¿Qué piensan al respecto, el resto de Uds.? ¿Lo creen con todo el corazón? ¿Creen que Dios los sanará ahora mismo? Déjeme decirle, amigo, miren aquí. Estoy tan débil que casi no me puedo parar aquí. Y todo el cuarto simplemente parece como que está teniendo un… Yo sé que Uds. no me llaman fanático; de seguro no lo hacen.
Si con una mujercita que lo tocó a Él hizo que virtud saliera de Él, pues, si eso, en el Hijo de Dios, ¿qué de mí, un pecador, salvo por gracia? ¿Y qué está ocasionando estas visiones? No soy yo; son ustedes. Es la fe de Uds. tocándole a Él, y Él está respondiendo. ¿Lo pueden entender? ¿Creen Uds. que Él está vivo? ¿Creen Uds. que Él está aquí para sanarlos? Entonces, ¿por qué no aceptarlo?
76
Me pregunto aquí mismo mientras estamos parados, ¿cuántos de Uds., están convencidos que el Señor Jesús está aquí? Levanten su mano. Ahora, voy a pedir que aquellos (Un minuto, mientras detenemos la línea un minuto), aquellos que levantaron su mano, junto con aquellos que no levantaron su mano, quiero que vengan para acá solo un minuto. Mientras la unción está aquí conmigo, quiero que vengan para acá. Quiero que vengan para acá, solo… Quiero orar por ustedes. Ustedes pecadores que levantaron su mano, quiero que vengan. Los pecadores vienen buscando salvación… Quiero que vengan al altar aquí ahora mismo. Salgan de los balcones, todos ustedes. ¿Podrían venir ahora mismo? Quiero que se paren aquí mientras oramos por su alma, la cual viene siendo mucho más que su sanidad física. ¿No vendrán?
77
Dios bendiga a este pobre hombre anciano que viene con muletas. Señor, venga, entréguele su corazón a Él; podrá irse sin sus muletas. “Buscad primeramente el reino de…
Y Tú me invitas a venir,
Oh, Cordero de Dios, ¡Heme aquí! ¡Aquí!
Eso es correcto. Bajen del balcón. Vengan ahora mismo para acá. Ud. dice: “Hermano Branham, ¿por qué detuvo la línea de oración tan precoz?”. Porque yo estoy buscando a los perdidos. Eso es. Quiero que vengan ahora. Ábranse paso. Eso está bien, denles espacio allá atrás. Bajen hasta acá y párense aquí un minuto. Quiero que vengan aquí y oraré con ustedes. Eso es. Vengan por este lado. Ábranse paso hasta aquí.
…. Sangre que fue derramada por mí.
Y Tú me invitas a venir,
Oh, Cordero…. ¡Heme aquí! ¡Aquí!
78
Muy bien, descarriado, estoy esperando que el Espíritu Santo los guíe hasta aquí.
Vi que bajó una muchachita de color, parada aquí. Con un vestidito rojo, con un listoncito blanco en su cabello. En una ocasión una muchachita fue llevada en cautividad. Y ella le dijo a su dueño: “Ojalá fuera dado que Ud. estuviera en mi país. Hay un profeta allá que lo haría recuperarse y sanar de su lepra”. Cómo es que esa niñita, dando testimonio de su fe en el profeta, causó que una historia inmortal se escribiera en la Biblia.
¿Podrían bajar ahora mismo? Vengan directamente, Uds. que están necesitando de Cristo. Uds. que tienen la necesidad espiritual de Cristo, ¿no vendrán? Yo creo que hubieron más manos que se levantaron de los que están aquí. Quiero que vengan para acá. ¿No lo harán? Los estoy persuadiendo ahora.
79
Hace un tiempo… Tal vez escucharon la pequeña historia. Aconteció hace un tiempo. Estaba un hombre parado en una corte, siendo juzgado. Y mientras estaba siendo juzgado, él le dijo al juez… El juez lo encontró culpable y dijo: “Te sentencio a ser colgado del cuello, hasta que tu alma inmortal se haya ido”.
Y el hombre se acercó corriendo, y le dijo: “Juez, ¿qué no me conoces?”.
Dijo: “No, no te conozco”.
Él dijo: “Un día siendo un niño pequeño, estaba acostado en una carreta. Usted era un hombre joven en aquel entonces, juez. Alguien disparó un arma en la calle. Los caballos salieron corriendo y se iban a caer por un gran despeñadero. Y Ud. corrió frente a los caballos, y los tomó, se arrancó la piel de sus pies, hasta que paró esos caballos y salvó mi vida”. Dijo: “Juez, yo soy ese mismo niño. Sálveme otra vez, juez”.
Él dijo: “Jovencito, ese día yo fui tu salvador. El día de hoy, yo soy tu juez”. Eso se le pudiera decir a usted. Esta noche Él es su Salvador; en la mañana Él pudiera ser su Juez. ¿Por qué no vienen mientras seguimos cantando una vez más?
Tal como soy, sin más decir,
Del mal queriéndome librar,
A Él, cuya Sangre…
[Espacio en blanco en la cinta]
80
Y Ud. está aquí para darle las gracias a Dios por Su bondad para con usted. Ahora, vamos a inclinar nuestros rostros para orar, por todo el edificio, en todas partes.
Padre misericordioso, sé bondadoso ahora. Y yo oro por cada uno de estos quienes están parados aquí, que puedan ser tocados por Tu Divino poder. Ruego que Tú les des el perdón de todos sus pecados. Concédelo, Señor, y yo sé que Tú lo harás. Tú prometiste hacerlo.
Y nosotros ahora los presentemos ante Cristo, a los cuales Dios ha llamado a este altar de arrepentimiento, y han aceptado a Jesús como su Salvador personal. Y ellos están parados aquí como testimonio para la gente, que han aceptado a Cristo como Salvador personal.
Ahora, Dios, oro que Tú los bautices en el cuerpo del Señor Jesús por medio del bautismo del Espíritu Santo. Y estos Tus siervos que están capacitados instruyendo a los que pueden pararse aquí y hacerles saber esta gran revelación… Ruego que ellos reciban el Espíritu Santo esta noche. Concédelo, Señor. Bendice a todos quienes están en la Presencia Divina.
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Esta dama que está parada aquí esperando su sanidad. Yo pongo mis manos sobre ella y pido que Tú la sanes en el Nombre de Cristo. Pido que Tú sanes a cada uno de ellos, todos los que están aquí, a cada persona enferma.
Oh, Satanás, tú sabes que vas a perder la batalla. Cristo te derrotó en el Calvario. Tú no tienes poder; fuiste despojado de todo lo que tenías. Y todo lo que eres es un gran fanfarrón, y te estamos descubriendo en ese engaño en el Nombre de Jesucristo. Vete de este edificio. Sal fuera de la gente y vete de aquí. Y que el espíritu de duda y superstición dejen este edificio, porque el Dios del cielo quien resucitó a Su Hijo Jesucristo, Quien está presente ahora mismo para sanar a cada persona enferma y para derramar el bautismo del Espíritu Santo sobre la gente… Concédelo, Dios, en el Nombre de Jesús.
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Ahora, mientras tenemos nuestros rostros inclinados, todos orando, creyendo… Ahora, los que están aquí buscando el Espíritu Santo, quiero que levanten la mano. Levanten la mano si quieren que Dios los llene con el Espíritu Santo. Todos los que quieran el bautismo del Espíritu Santo, levanten su mano.
Ahora, que estoy cansado y débil y agotado, le voy a pedir a nuestro Hermano Ballard, un ministro Cristiano, que continúe esta oración. Los obreros personales, pongan las manos sobre esta gente ahora. Pongan sus manos sobre ellos. Alguien allá que no tenga el Espíritu Santo, ponga sus manos sobre aquellos que tienen sus manos levantadas. Y ahora, por una gran unidad, una gran explosión del poder de Dios, que Uds. reciban el bautismo del Espíritu Santo y sean sanados en el Nombre de Jesús.