La Palabra De Dios Bien Trazada
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La Palabra de Dios Bien Trazada
Rev. William Soto Santiago
20 de Abril de 1989
Bogotá D.C, Colombia
Muy buenas noches amados amigos y hermanos presentes. Es para mí un privilegio muy grande estar con ustedes en este lugar y en esta primera actividad que van a llevar a cabo. Realmente es un lugar hermoso; un lugar muy apropiado para las reuniones que ustedes llevan a cabo aquí en Bogotá, el grupo que se reúne con Rigoberto, y para también tener compañerismo con los demás grupos que se reúnen en Bogotá en los diferentes lugares establecidos.
Es para mí realmente un privilegio muy grande estar en esta primera actividad que ustedes tienen en esta noche, y espero que Dios bendiga a cada uno de ustedes en este lugar y siempre tengan aquí la Palabra que corresponde a nuestro tiempo para ser bien alimentados en el alma cada uno de ustedes.
En esta noche vamos con Rigoberto en unos momentos a hacer una oración de dedicatoria a Dios, para que Dios en este lugar mientras ustedes lo tengan nunca falte Su Palabra, en este lugar.
Oremos:
Dios Eterno, he aquí junto a Rigoberto Osorio y este grupo de personas de hijos tuyos que en esta noche se han reunido en este lugar para escuchar Tu Palabra y así continuar viniendo a este lugar los que se reúnen con Rigoberto y las demás personas que Tú llames en esta ciudad de Bogotá. Señor Dios Eterno, te ruego Tu bendición sobre todas las personas que en este lugar se reúnan, y que Tú abras el entendimiento de cada persona para entender la Palabra, el mensaje que corresponde a este tiempo. Así también te ruego bendigas a cada congregación con su ministro en cada lugar que se encuentra, que está localizado aquí en la ciudad de Bogotá y en las demás ciudades. Oh, Dios Eterno, llama a todos los que Tú tienes escritos en el Libro de la Vida, en la sección del Libro de la Vida del Cordero y también en la otra sección. Señor, este es un lugar que dedicamos a Ti. Sea abierto este lugar; sus puertas están abiertas para recibir a todos Tus hijos, a todos los que Tú tienes escritos en el Libro de la Vida. Dios eterno, llama a Tus hijos, en Tus manos los encomendamos y los que ya han sido llamados y están aquí, aliméntalos con Tu Palabra, con el Mensaje de esta hora. Dios Eterno, y en esta noche te pido pongas Tu Palabra en mi boca y alimentes a Tus hijos en el Nombre Eterno de Dios, en el Nombre del Hijo de David te lo pido. Oh, Dios eterno, amén.
En el libro del Apocalipsis en el capítulo 1 verso 1 al 3
dice:
“La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto; y la declaró enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan,
Y sigue diciendo en este mismo pasaje:
que ha dado testimonio de la palabra de Dios, y del testimonio de Jesucristo, y de todas las cosas que ha visto.
Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas; porque el tiempo está cerca.”
“LA PALABRA DE DIOS BIEN TRAZADA.” Esa Palabra de Dios bien trazada la encontramos a través de la historia bíblica. Encontramos que para cada edad y para cada dispensación, Dios ha enviado un profeta mensajero en el cual ha colocado Su Palabra, ha colocado Su Mensaje para esa edad o dispensación. Por ejemplo, tenemos al profeta Moisés: Dios descendiendo en el monte Sinaí y le apareció a Moisés mientras él pastoreaba las ovejas de su suegro, y ahí comisionó a Moisés para ir al pueblo hebreo allá en Egipto y sacar al pueblo hebreo anunciándole que Dios le había aparecido y lo había enviado para la liberación del pueblo hebreo. Moisés comenzó a decirle a Dios que él tenía problemas para hablar; que él era torpe, tardo para hablar y Dios se molestó con Moisés; porque ninguna persona puede poner excusas a Dios para decir que no puede hablar Su Palabra, cuando Dios lo ha enviado. Dios le dijo a Moisés “Ve, Yo pondré Mi Palabra en tu boca y tú hablarás lo que Yo te mandare.”
Así que lo importante no era el vocabulario de Moisés. No era la forma elocuente que Moisés pudiera hablar, sino lo que Moisés iba a hablar. Y aun con los problemas que Moisés pudiera tener para hablar; con todo y eso estaría hablando la Palabra de Dios bien trazada para ese tiempo, porque estaría hablando el Mensaje correspondiente para ese tiempo y el Mensaje que Dios le dio al profeta Moisés fue un Mensaje dispensacional; un Mensaje dispensacional para sacar al pueblo de Egipto y llevar al pueblo a una tierra prometida, estableciéndose así al pueblo la ley y los estatutos que el pueblo tenía que cumplir con Dios.
Así que un profeta mensajero enviado por Dios para una edad o una dispensación aparece con el mensaje de parte de Dios, el cual le ha sido dado por Dios; ha sido colocado en su corazón y en su mente y en su boca, y cuando ese mensajero habla, él habla esa Palabra, ese mensaje que corresponde a esa edad o esa dispensación en la cual él ha venido. Y ese mensaje es la Palabra de Dios bien trazada para esa edad o dispensación. Fuera de ese mensajero ninguna otra persona puede trazar bien la Palabra de Dios para ese tiempo. Los demás pueden ser buenos oradores, pero un profeta mensajero trazando bien la Palabra solamente aparece en un tiempo asignado, cuando llega una edad o dispensación para la Palabra de Dios ser dada a conocer a los seres humanos. Mientras no llega ese momento solamente se tienen religiones y sectas religiosas hablando de Dios, pero cuando aparece un profeta mensajero, él viene con ese Mensaje en su corazón y en su boca para hablar ese Mensaje, y ahí comienza Dios a obrar comienza Dios a llamar a Sus hijos y comienza a formarse la edad o dispensación correspondiente para ese tiempo con el Mensaje con la Palabra bien trazada que trae ese mensajero.
Ahora vean ustedes, en medio del pueblo hebreo allá en Egipto, mientras estaban allá, hubo buenos predicadores, buenos oradores. Pero hasta que no apareció el profeta Moisés con el Mensaje colocado en su boca y en su corazón por Dios, el pueblo hebreo no podía salir en el éxodo hacia la tierra prometida, porque solamente Dios cumple lo que Él ha prometido a Su pueblo cuando envía a un profeta con la Palabra bien trazada para esa edad o dispensación, y ahí lo que era imposible antes se convierte en algo posible; se convierte en una realidad para el pueblo conforme a las promesas divinas para ese tiempo.
Ahora vean ustedes también al profeta Noé. El profeta Noé recibió la Palabra de parte de Dios y trazó bien la Palabra de Dios para ese tiempo y, aunque no era una Palabra; un Mensaje que estaba de acuerdo con la forma de pensar del pueblo de aquella generación y de las religiones de aquel tiempo; con todo y eso, el mensaje de Noé fue la Palabra de Dios bien trazada para ese tiempo, para el fin de esa generación. Ningún otro mensaje sobrevivió al diluvio, excepto el Mensaje de Noé con los que creyeron ese Mensaje.
Ahora, ¿de qué entonces le vale a las personas que creen en Dios o que tienen tal o cual religión sino tienen la Palabra bien trazada para el tiempo en que están viviendo? De nada les sirve, porque solamente delante de Dios es válida la Palabra de Dios bien trazada para el tiempo en que uno está viviendo, y esa Palabra solamente viene por el mensajero que Dios envía para el tiempo correspondiente, para cada edad o dispensación. Dios ha enviado un mensajero con la Palabra bien trazada mostrándole al pueblo el Programa Divino para ese tiempo, y fuera de ese mensaje y ese mensajero ninguna otra persona puede trazar bien la Palabra; el mensaje que corresponde a esa edad o dispensación.
Pueden tener religiones, pueden tener sectas religiosas, pueden predicar sermones teológicos muy hermosos, pero tener la Palabra bien trazada, el mensaje que corresponde para ese preciso momento, solamente el mensajero de ese tiempo.
Vean ustedes a Noé, Noé era un campesino, Noé ni siquiera era un teólogo de aquel tiempo, pero no depende de la preparación académica o de la preparación religiosa, teológica que tenga la persona enviada de Dios para ese tiempo, depende exclusivamente de Dios, y Él coloca el Mensaje que corresponde a ese tiempo, en ese Mensajero le revela le da conocer ese Mensaje, y cuando le da a conocer ese Mensaje; en ese Mensajero está revelado todo el Programa de Dios correspondiente para ese tiempo, y cuando él comienza a predicar lo que corresponde para ese tiempo conforme al Programa de Dios, ese es el Mensaje de Dios para ese tiempo, esa es la Palabra de Dios bien trazada para ese tiempo, aunque no tenga la elocuencia que tienen los grandes doctores en divinidad y en teología en sus mensajes, en sus sermones. Pero la Palabra de Dios, es la Palabra de Dios bien trazada, aunque no tenga la finura que pueda tener un mensaje teológico por un doctor en teología, en divinidad.
Vean ustedes también a Juan el Bautista. Si ustedes miran bien el Mensaje que Juan el Bautista predicó, ustedes pueden ver que no tenía ninguna finura, no tenía ninguna teología aparente, no tenía apariencia para atraer la atención de los grandes estudiosos de teología del pueblo hebreo.
Vean ustedes, él vino llamando al pueblo al arrepentimiento y diciéndole al pueblo que después de él vendría uno mayor que él, de lo cual él no era digno de desatar la correa de su calzado. Y cuando venían a él para escuchar su mensaje, eran bautizados aquellos que creían ese mensaje sencillo, simple que Juan el Bautista estaba predicando, pero era el Mensaje, la Palabra de Dios bien trazada para ese tiempo; porque era el Mensaje que estaba precursando la primera venida del Hijo del Hombre; la primera venida de Cristo, y no tenía la apariencia que podía llamar la atención de los grandes doctores en divinidad, en teología de los fariseos y de los saduceos y del sumo pontífice. Juan el Bautista era hijo de un sacerdote hebreo, pero él no había estudiado. Zacarías si había estudiado, pero Juan no había estudiado y vino sin esos estudios teológicos. Cuando vinieron a él aquellos que habían estudiado, los doctores de la ley, los fariseos, los saduceos y estas personas; él en su mensaje les dijo: “generación de víboras ¿quién les enseñó a ustedes a huir del fuego del infierno que ha de venir?” Así también habló el Señor Jesucristo. Juan el Bautista con esa clase de mensaje diciéndole a ellos: “víboras serpientes” no iba a llamar la atención de ellos: no era un mensaje dulce, no era un mensaje amable para aquellos doctores en divinidad, pero era la Palabra de Dios bien trazada para prepararle el camino al Mesías conforme a la Promesa. Y cuando Jesús habló de Juan el Bautista él dijo: “entre los nacidos de mujer no se ha levantado otro mayor que Juan”
Vean ustedes, no era un asunto de estudios teológicos, no era un asunto de tener un título o un doctorado o credencial de alguna religión: era un asunto de haber recibido esa Palabra, ese Mensaje correspondiente para ese tiempo, y luego esa persona, ese profeta, Juan el Bautista, predicar ese Mensaje en sus propias palabras en su propio vocabulario, y el vocabulario de Juan ya ustedes pueden ver que era del campo, era un hombre del campo, usaba los tipos y figuras él dijo: “El hacha está puesta sobre la raíz de todos los árboles y todo árbol que no da buen fruto será cortado y echado al fuego.”
Juan se había criado allá en el desierto y se había criado entre personas… leñadores, personas así del campo y de eso era lo que Juan conocía, y en esos términos él tenía que presentar el Mensaje, la Palabra que Dios le había dado y trazar bien esa Palabra para esa etapa del Programa Divino. Vean ustedes, la Palabra es la Palabra de Dios aunque venga en forma sencilla utilizando las cosas comunes que todas las personas conocen. Y en esa forma es que las personas pueden comprender el Programa Divino: cuando se les muestra ese Programa Divino con las cosas comunes y corrientes que nosotros ya conocemos.
Ahora vean ustedes, Juan el Bautista, que trazó bien la Palabra, que le preparó el camino al Señor, luego al final del camino Juan el Bautista dijo cuando vio a Jesús: “He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.”
Ese fue el momento más grande y glorioso de Juan el Bautista: poder presentar al pueblo al profeta; al hombre al que él estaba anunciando que vendría después de él, y él dijo que ese hombre, ese profeta, sería el Mesías que el pueblo hebreo estaba esperando. Ahora, vean ustedes que cuando Juan presentó a Jesús como el Mesías, como el Cristo, como el que quitaría el pecado del mundo, el Cordero de Dios, el cual había sido representado en el Cordero que el pueblo hebreo sacrificaba; cuando lo presentó cualquier persona podía decir: “Pero si ese Jesús es el primo de Juan el Bautista.” Podían ser primos, podían ser familia, aparentemente podían ser lo que las personas quisieran pensar, pero conforme a la Palabra, aquel Jesús de Nazaret que Juan el Bautista estaba presentando como el Cordero de Dios era nada menos que el Mesías presentado para el pueblo hebreo, era nada menos que Emanuel, el Verbo hecho carne, Dios con nosotros. Y eso es lo importante, quien sea esa persona conforme a la promesa divina. Lo demás no tiene importancia. Lo que tiene importancia es lo que la persona sea en el Programa Divino.
Así que Juan el Bautista, conforme al Programa Divino, era el Elías que prepararía el camino al Señor en Su primera venida. Aunque se llamaba Juan, vean ustedes como son las cosas en el Programa de Dios en el campo profético, Dios dijo: “He aquí envío a Elías”, y cuando apareció se llamaba Juan. Pero cuando Dios dice que envía nuevamente algún profeta que ya ha estado ministrando en la Tierra; cuando Él dice que lo envía de nuevo, Él envía el espíritu ministerial a la Tierra nuevamente en otra persona.
Elías ha ministrado y tiene conforme al Programa Divino para ministrar cinco veces. La primera vez fue en Elías Tisbita, luego la segunda vez fue en Eliseo, cuando Elías ascendió al Cielo en un carro de fuego o un platillo volador como hoy en día le llaman, el manto de Elías cayó, Eliseo lo tomó y luego hirió las aguas del Jordán y se abrieron como cuando lo hizo Elías. Y los hijos de los profetas que allí estaban viendo lo que estaba aconteciendo, en el otro lado dijeron: “el espíritu de Elías ha descendido sobre Eliseo.” El espíritu ministerial de Elías había
descendido en Eliseo y Eliseo era Elías nuevamente ministrando en la Tierra, pero no Elías literal, porque el Elías literal ya había ascendido al Cielo, pero el ministerio de Elías había regresado nuevamente a la Tierra en el profeta Eliseo.
Eliseo le había dicho a Elías, cuando Elías le dijo “mira Eliseo, Dios me va a llevar, por lo tanto pide lo que tú desees y te será concedido.” Eliseo le dijo a Elías… Bueno, Eliseo podía pedir riquezas y le serían concedidas. Y siempre en los hombres que tienen su mente en las cosas terrenales piensan en las riquezas, pero Eliseo tenía su mente y su corazón en las cosas del Cielo, y Eliseo le dice a Elías: “yo deseo una cosa, yo deseo que el espíritu que está en ti... yo deseo de ese espíritu una doble porción. Eso que tú tienes, ese ministerio yo lo quiero doble.” Elías le dice a Eliseo “cosa difícil tú has pedido”. ¿Por qué cosa difícil? Porque es una cosa difícil un ministerio de profeta, porque cuando aparece un ministerio de profeta en este planeta Tierra en un hombre, Dios envía un espíritu teofánico, el espíritu teofánico de esa persona desde la sexta dimensión para manifestarse a través de carne humana de esa persona y ministrar la Palabra de Dios para ese tiempo. Era cosa difícil porque Dios no puede enviar un espíritu ministrador de profeta en un tiempo en donde Él no tenga señalado, predestinado ya en Su Programa; enviar un espíritu de profeta para manifestarse en carne humana y traer la Palabra, el Mensaje bien trazado para ese tiempo.
Pero Dios le había dicho al profeta Elías: “ve y unge a Eliseo por profeta en lugar tuyo”. Así que la petición de Eliseo, aunque era algo difícil, estaba de acuerdo al Programa que Dios tenía con Eliseo para ese tiempo. Dios le dijo a Elías que ungiera a Eliseo como profeta.
Y el ministerio de profeta que Eliseo quería, era el ministerio de profeta de Elías y en una doble porción, en un doble ministerio. Por eso usted encuentra que las cosas que el profeta Eliseo hizo fueron tan grandes y maravillosas que él realmente necesitaba ese ministerio; espíritu de profeta en una doble porción.
Bueno, luego la tercera vez en que apareció Elías fue cuando apareció Juan el Bautista. Juan el Bautista en su ministerio era el profeta Elías de ese tiempo. Era Elías actualizado en el tiempo de Jesús; en el tiempo de Juan el Bautista. Una cosa es el ser humano, la persona y otra cosa es el ministerio, y cuando Dios dice que enviará a tal profeta usted siempre encontrará que Él está hablando del espíritu ministerial, porque él está enviando ese espíritu teofánico desde la sexta dimensión. Así que encontramos a Juan el Bautista como Elías en su tercera manifestación o tercer ministerio, pero no era Elías, era Juan el Bautista, pero su ministerio era el ministerio y virtud de Elías: así le dijo el arcángel Gabriel a Zacarías, que ese hijo que tendrían ellos sería profeta del Altísimo, y vendría en el espíritu y virtud de Elías.
Luego en el siglo XX apareció nuevamente Elías, y cuando apareció ese ministerio del profeta Elías por cuarta vez, la persona en la cual estuvo se llamó: William Marrion Branham, y está prometido el espíritu ministerial de Elías cinco veces.
La quinta vez en que aparece el espíritu ministerial de Elías aparece juntamente con el espíritu ministerial de Moisés; el espíritu ministerial de Moisés en Su segunda ocasión para actualizar la ley de Moisés y así poder el Mensaje llegar al pueblo hebreo.
El espíritu ministerial de Moisés por segunda vez y el espíritu ministerial de Elías por quinta vez en el Ángel Mensajero del Señor Jesucristo, dando testimonio del Programa Divino correspondiente a este tiempo en que vivimos, trazando bien la Palabra de Dios, el Mensaje de Dios para este tiempo final, trazando bien el Mensaje de la tercera dispensación, trazando bien el Mensaje de la Edad de la Piedra Angular, trazando bien el Mensaje de gran Voz de Trompeta y llamando así a todos los escogidos en este tiempo final.
Ese es el Mensaje, la Palabra de Dios bien trazada en este tiempo final, el Mensaje del Ángel del Señor Jesucristo en este tiempo final. Por eso en Apocalipsis capítulo l, la revelación de Jesucristo viene por medio de Su Ángel Mensajero y por esa causa es bienaventurado todo aquel que lee y todo aquel que oye las palabras de la profecía de este libro, de ese mensaje profético del Ángel del Señor Jesucristo, el cual en el tiempo final es escrito y es también colocado en películas, en videos, en cintas magnetofónicas y en todas las formas en que puede ser colocado el Mensaje. Ese es el Mensaje de Dios para este tiempo final llamando y juntando a todos los escogidos, porque ese es el Mensaje, la Palabra de Dios bien trazada en el fin del tiempo. Fuera de ese Mensaje para este tiempo, para esta Edad de la Piedra Angular, para la tercera dispensación, no hay otro Mensaje, no hay otra Palabra de Dios para este tiempo final, excepto la Palabra bien trazada que el Ángel del Señor Jesucristo estará dándole al pueblo en este tiempo final.
Por eso dice: “Yo Jesús he enviado mi ángel para dar testimonio de todas estas cosas en las iglesias.” Estamos en el tiempo del Mensaje de testimonio para todas las iglesias, para todos los seres humanos, ese Mensaje es la Palabra de Dios bien trazada en este tiempo final, por eso dice Apocalipsis capítulo 22, verso 6 dice:
“Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto.”
Ha enviado Su Ángel, ha enviado un Mensajero con un espíritu de profeta para dar testimonio de estas cosas para trazar bien la Palabra de Dios en este tiempo y establecer así la Edad de este tiempo y colocar a los hijos de Dios en la Edad que nos corresponde en el fin del tiempo y establecer la dispensación correspondiente en este tiempo, o sea, la tercera dispensación. La tercera dispensación ha comenzado, así como cuando Juan el Bautista bautizó al Señor Jesucristo en el Jordán. Allí estaba comenzando la Segunda dispensación y la primera dispensación del Judaísmo no comprendió que estaba comenzando la segunda dispensación del Cristianismo, allí en el Jordán cuando estaba siendo bautizado el Cordero de Dios.
Y en este tiempo final ha comenzado la tercera dispensación, aunque las religiones de nuestro tiempo con sus sectarismos no se han dado cuenta de que ha comenzado una tercera dispensación, y Dios se ha estado moviendo de la segunda dispensación, como se movió de la primera cuando comenzó la segunda. Con todo y eso ha comenzado la tercera dispensación, y ha sido establecido el Mensaje de la tercera dispensación el Evangelio del Reino de Dios.
El Evangelio del Reino de Dios, la Palabra de Dios bien trazada para este tiempo final, para la tercera dispensación. Y todo esto se lleva a cabo en nuestro tiempo, en nuestra Edad, en la Edad de la Piedra Angular en donde está la Palabra de Dios bien trazada. La Palabra de Dios bien trazada, el Mensaje de gran Voz de Trompeta en la Edad de la Piedra Angular.
Ninguna edad del pasado de las siete edades de la Iglesia gentil tuvo la gran Voz de trompeta o trompeta final y menos las religiones o sectas religiosas del Cristianismo o del Judaísmo y menos de las demás religiones fuera del Judaísmo y del Cristianismo, porque la gran Voz de Trompeta o Trompeta final es el Mensaje de la Edad de la Piedra Angular, es el Mensaje dispensacional de la tercera dispensación, es el Mensaje del Señor Jesucristo enviado en este tiempo final por medio de Su Ángel Mensajero, dando testimonio de estas cosas en este tiempo final a todos los seres humanos.
Ese Mensaje de la Edad de la Piedra Angular es nada menos que la Palabra de Dios bien trazada en nuestro tiempo, bien trazada en y para la Edad de la Piedra Angular, bien trazada en y para la tercera dispensación, bien trazada en y para cada uno de nosotros en nuestra alma. Ahí es colocada esa Palabra bien trazada, la Palabra de Dios, colocada en nuestra alma, en nuestro corazón y es para cada uno de nosotros, para así recibir todo lo que Dios ha prometido para este tiempo final a Sus hijos. Él ha prometido la resurrección de los muertos, Él ha prometido también la transformación de nuestros cuerpos, para que todos seamos a imagen y semejanza del Señor Jesucristo, porque como hemos traído la imagen del terrenal también traeremos la imagen del celestial de Jesús.
Así es que todos seremos a imagen y semejanza del Señor Jesucristo y pasaremos al nivel más alto que un ser humano pueda subir: al nivel de la imagen y semejanza del Señor Jesucristo con un cuerpo eterno. Y esto ocurrirá a cada uno de los hijos de Dios que han recibido la Palabra de Dios bien trazada. Por esa causa nuestro corazón está lleno de alegría, de felicidad por lo que hemos recibido, por esa Palabra de Dios bien trazada que ha llegado a lo profundo de nuestro corazón, a nuestra alma y estamos esperando el resto de las promesas que Él ha hecho para nosotros y algún día estaremos en cuerpos eternos, incorruptibles, inmortales, viviendo eternamente llenos de alegría y de felicidad eternamente. Todo eso está prometido para ser realizado en este tiempo final, luego que hayamos recibido la Palabra de Dios bien trazada en la Edad de la Piedra Angular.
Por eso San Pablo dijo a los Corintios, en su primera carta, verso 51 y 52 del capítulo 15:
“He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados.”
Esa es la promesa de Dios para este tiempo final, para aquellos que hayan escuchado la Trompeta final, la gran Voz de trompeta, el Mensaje de Dios, la Palabra de Dios bien trazada en este tiempo final, en el fin del siglo, en el fin del tiempo. Estamos viviendo en el tiempo de la gran Voz de Trompeta, de la Trompeta final. Y pronto los muertos en Cristo han de resucitar y nosotros hemos de ser transformados y todo esto acontecerá, porque la Palabra de Dios bien trazada en este tiempo final ha surgido, ha salido, siendo esa Palabra de Dios bien trazada, el Mensaje de gran Voz de Trompeta, el Mensaje de la Trompeta final llamando y juntando a todos los escogidos para recibir la inmortalidad, para recibir el cuerpo glorificado, transformado y así vivir eternamente.
Estamos en el tiempo de la Palabra de Dios bien trazada, en la Edad de la Piedra Angular. Y esa Palabra es para usted y es para mí, para así obtener, obtener todo lo que Él ha prometido para nosotros en este tiempo final. Solamente hay una Palabra de Dios bien trazada. Solamente hay un Mensaje de Dios para el tiempo final bien trazado y es el Mensaje de gran Voz de Trompeta, el Mensaje final de gran Voz de Trompeta llamando y juntando a todos los escogidos para luego ser transformados. Primeramente, comienza con los escogidos de entre los gentiles y luego cuando termine Su labor entre los gentiles, continuar Su labor con los escogidos de entre los hebreos.
Así que le damos gracias a Dios por Su Palabra bien trazada. Y cada uno de nosotros cuando escuchamos la Palabra de Dios para este tiempo final solamente podemos decir: “ese es el Mensaje, esa es la Palabra que yo estaba esperando. Estábamos esperando la Palabra de Dios bien trazada en este tiempo final. Estábamos esperando la gran Voz de Trompeta en este tiempo final.” Esa es la Palabra de Dios bien trazada para usted y para mí.
Dios les continúe bendiciendo a cada uno de ustedes y a mí también con la Palabra de Dios bien trazada en este tiempo final
Con ustedes nuevamente Rigoberto Osorio para concluir nuestra parte en esta noche y así todos regresar felices y contentos con la Palabra de Dios bien trazada en nuestro corazón. Dios les bendiga y Dios les guarde.
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