La palabra hebrea Mashíaj (Mesías) significa “el que ha sido ungido”. El acto de ungir con óleo es una ceremonia ritual destinada a ensalzar a los destinados al sacerdocio, al trono, e incluso a veces, a la profecía, como en el caso del Profeta Eliseo.
En el judaísmo, el ungido es una figura redentora, con características de sacerdote y de monarca, capaz de cambiar la naturaleza del mundo por voluntad de Dios: El lobo vivirá con el cordero, el leopardo se echará con el cabrito, y juntos andarán el ternero y el cachorro de león, y un niño pequeño los guiará. La vaca pastará con la osa, sus crías se echarán juntas, y el león comerá paja como el buey. Jugará el niño de pecho junto a la cueva de la cobra, y el recién destetado meterá la mano en el nido de la víbora. No harán ningún daño ni estrago en todo mi monte santo, porque rebosará la tierra con el conocimiento del Señor como rebosa el mar con las aguas. (Isaías 11:6-9).
Características del Mesías en el judaísmo:
- Siervo del Señor: “Éste es mi siervo, a quien sostengo, mi escogido, en quien me deleito; sobre él he puesto mi Espíritu, y llevará justicia a las naciones” (Isaías 42:1)
- Construirá el Reino del Señor: Será él quien construya una casa en mi honor… (2º de Samuel 7:13)
- Héroe nacional, vencedor de los enemigos de Israel: “En aquellos días Judá estará a salvo, y Jerusalén morará segura” (Jeremías 33:16); “desde el día en que nombré gobernantes sobre mi pueblo Israel. Y a ti te daré descanso de todos tus enemigos. Pero ahora el Señor te hace saber que será él quien te construya una casa" (2º de Samuel 7:11); “Que ante él se inclinen todos los reyes; ¡que le sirvan todas las naciones! (Salmos 72:11)
- Su reinado será eterno: “…y yo afirmaré su trono real para siempre” (2º de Samuel 7:13)
- Cualidades extraordinarias: “El Espíritu del Señor reposará sobre él: espíritu de sabiduría y de entendimiento, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor del Señor” (Isaías 11:2).
- Juez virtuoso y compasivo: “juzgará con justicia a los desvalidos, y dará un fallo justo en favor de los pobres de la tierra… ” (Isaías 11:4).
- Luz de las naciones: “Yo, el Señor, te he llamado en justicia; te he tomado de la mano. Yo te formé, yo te constituí como pacto para el pueblo, como luz para las naciones, para abrir los ojos de los ciegos, para librar de la cárcel a los presos, y del calabozo a los que habitan en tinieblas” (Isaías 42:6-7).
- Triunfará por la fuerza del espíritu y sin violencia: “… Destruirá la tierra con la vara de su boca; matará al malvado con el aliento de sus labios” (Isaías 11:4).
- Golpeado y sufriente, cargará sobre sus hombros los padecimientos de la sociedad: “Ciertamente él cargó con nuestras enfermedades y soportó nuestros dolores, pero nosotros lo consideramos herido, golpeado por Dios, y humillado. Él fue traspasado por nuestras rebeliones, y molido por nuestras iniquidades; sobre él recayó el castigo, precio de nuestra paz, y gracias a sus heridas fuimos sanados” (Isaías 53:4-5).
- Descendiente del linaje de David: “Del tronco de Isaí brotará un retoño; un vástago nacerá de sus raíces” (Isaías 11:1).
- No se sabe cuándo va a llegar.
Según Zacarías, el Mesías llegará montado en un borriquillo: “¡Alégrate mucho, hija de Sión! ¡Grita de alegría, hija de Jerusalén! Mira, tu rey viene hacia ti, justo, salvador y humilde. Viene montado en un asno, en un pollino, cría de asna” (Zacarías 9:9)
En el judaísmo, la creencia en la idea y el significado del Mesías es discutida y controvertida; a través del tiempo fue cambiando en función del contexto histórico y social de cada época.
En la doctrina cristiana se identifica a Jesús como Mesías y lleva el nombre de Cristo o Jesucristo. En griego, la palabra Xristos (pronunciada “Jristos”) significa “ungido”. En el Nuevo Testamento Jesús es nombrado Cristo varias veces; a título de ejemplo el Evangelio según Marcos comienza así: “Comienzo del evangelio de Jesucristo, el Hijo de Dios” (Marcos 1:1).
En el Evangelio según Mateo, Pedro identifica a Jesús como al Ungido e Hijo de Dios: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente” (Mateo 16:16). Por esta declaración se establece la creencia en la esencia divina de Jesús. Y en el Evangelio según Marcos, Jesús admite ser el Mesías ante el Sumo Sacerdote: “... ¿Eres el Cristo, el Hijo del Bendito? - le preguntó de nuevo el sumo sacerdote. - Sí, yo soy - dijo Jesús... “(Marcos 14:61-62)
Además de lo expresado en el Nuevo Testamento acerca de la identificación de Jesús como el Mesías, en el relato de su vida y su muerte se revelan las características mesiánicas establecidas en el judaísmo:
- Actúa en nombre de Dios: “El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para anunciar buenas nuevas a los pobres [... ] Hoy se cumple esta Escritura en presencia de ustedes” (Lucas 4:18-21)
- Impondrá el reino eterno de Dios, el reino de los cielos: “Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos está cerca” (Mateo 3:2)
- Cualidades extraordinarias que le permiten hacer milagros, incluso resucitar a los muertos: “Los ciegos ven, los cojos andan, los que tienen lepra son sanados, los sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncian las buenas nuevas” (Mateo 11:5).
- Actuará como juez: “Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria, con todos sus ángeles, se sentará en su trono glorioso. Todas las naciones se reunirán delante de él, y él separará a unos de otros, como separa el pastor las ovejas de las cabras” (Mateo 25:31-32)
- Campeón de la paz, se opone a la violencia: “Pero yo les digo: No resistan al que les haga mal. Si alguien te da una bofetada en la mejilla derecha, vuélvele también la otra” (Mateo 5:39)
- Padece sufrimientos durante su vida y a su muerte: “Pero antes él tiene que sufrir muchas cosas y ser rechazado por esta generación” (Lucas 17:25)
- Su obra se dirige no sólo a los judíos sino también a los gentiles: “Todo el que confíe en él no será jamás defraudado. No hay diferencia entre judíos y gentiles, pues el mismo Señor es Señor de todos y bendice abundantemente a cuantos lo invocan” (A los Romanos 10:11-12)
- Descendiente del linaje de David: “Este evangelio habla de su Hijo, que según la naturaleza humana era descendiente de David” (A los Romanos 1:3)
- Entra en Jerusalén montado en un borriquillo: “Le llevaron, pues, el burrito a Jesús. Luego pusieron encima sus mantos, y él se montó” (Marcos 11:7)
- No se sabe cuándo llegará, excepto que el acontecimiento tendrá lugar al fin de los tiempos: “Pero entiendan esto: Si un dueño de casa supiera a qué hora de la noche va a llegar el ladrón, se mantendría despierto para no dejarlo forzar la entrada. Por eso también ustedes deben estar preparados, porque el Hijo del hombre vendrá cuando menos lo esperen” (Mateo 24:43-44) Pese a la semejanza en las características, hay entre la visión cristiana del Mesías y la visión judía diferencias fundamentales:
- En el judaísmo, el Mesías es de naturaleza humana. Si bien en el Antiguo Testamento dice el Señor que será su padre y él será su hijo: “Yo seré su padre, y él será mi hijo....” (2º de Samuel 7:14), el judaísmo interpreta esta aseveración en sentido figurado, o sea que el Mesías gozará del favor de Dios como un hijo goza del favor de su padre. En el catolicismo, el Mesías es de hecho Hijo de Dios y a la vez humano: “De ellos son los patriarcas, y de ellos, según la naturaleza humana, nació Cristo, quien es Dios sobre todas las cosas. ¡Alabado sea por siempre!” (A los Romanos 9:5)
- En el judaísmo, el Mesías llegará en algún momento del futuro, mientras que para el cristianismo ya ha venido: “Sé que viene el Mesías, al que llaman el Cristo - respondió la mujer. Cuando él venga nos explicará todas las cosas. - Ése soy yo, el que habla contigo - le dijo Jesús” (Juan 4:25-26), y habrá de regresar al fin de los tiempos. Según la visión cristiana, los judíos pecaron por negarse a reconocer a Jesús como Mesías: “...nadie es justificado por las obras que demanda la ley sino por la fe en Jesucristo ...” (A los Gálatas 2:16). Sólo serán redimidos si reconocen la naturaleza mesiánica de Jesús: “que si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor, y crees en tu corazón que Dios lo levantó de entre los muertos, serás salvo” /A los Romanos 10:9).
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