El Hombre Del Futuro
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El Hombre Del Futuro
Rev. William Soto Santiago
28 de Enero de 1990
Cayey, Puerto Rico
Muy buenos días, amados amigos y hermanos presentes aquí en Cayey, Puerto Rico, y también para ustedes allá en San Félix, Venezuela, muchos saludos para Neftalí y la congregación, y también para nuestro hermano Miguel Bermúdez Marín, quien está allá en San Félix, Venezuela, reciban un saludo de parte de los hermanos de aquí, de Puerto Rico; y también ustedes allá, en Kerville, Texas, y Tirzo, allá en Kerville, Texas, muchos saludos también de parte de la congregación aquí en Puerto Rico.
Y que Dios les bendiga grandemente en esta mañana y les permita comprender Su Palabra en esta ocasión, como en otras ocasiones también lo ha permitido.
En esta mañana quiero leer una escritura que se encuentra en el libro o carta de San Pablo a los Corintios, en el capítulo 15, verso 42 en adelante, y dice de la siguiente manera:
“Así también es la resurrección de los muertos. Se siembra en corrupción, resucitará en incorrupción.
Se siembra en deshonra, resucitará en gloria; se siembra en debilidad, resucitará en poder.
Se siembra cuerpo animal, resucitará cuerpo espiritual. Hay cuerpo animal, y hay cuerpo espiritual.
Así también está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente; el postrer Adán, espíritu vivificante.
Mas lo espiritual no es primero, sino lo animal; luego lo espiritual.
El primer hombre es de la tierra, terrenal; el segundo hombre, que es el Señor, es del cielo.
Cual el terrenal, tales también los terrenales; y cual el celestial, tales también los celestiales.
Y así como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos también la imagen del celestial.
Pero esto digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción.”
Que Dios bendiga Su Palabra en nuestros corazones y nos permita entenderla.
“EL HOMBRE DEL FUTURO.”
El apóstol San Pablo nos enseña que primero es el hombre animal, y luego el hombre espiritual. Por esa causa el ser humano, los hijos de Dios, han venido en un cuerpo el cual es terrenal, mortal, corruptible, un cuerpo animal; pero luego tiene, cada hijo de Dios, la promesa de tener un cuerpo espiritual, celestial, inmortal, el cual no está limitado a lo que está limitado el cuerpo terrenal, animal.
Cada hijo de Dios tendrá ese cuerpo espiritual, celestial, conforme a la promesa divina en cierto tiempo del Programa de Dios. Y ese será el futuro del hombre, de los hijos de Dios. Por esa causa, el apóstol San Pablo escribiendo a los Romanos, en el capítulo 8, verso 14 dijo de la siguiente manera (comenzando en el verso 14):
“Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios.
Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba!, ¡Padre!
El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios.
Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con El, para que juntamente con El seamos glorificados.
Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse.
Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios.
Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza;
porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios.
Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora;
y no sólo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo.”
Esperando el cuerpo celestial, esperando el cuerpo espiritual, esperando esa gloriosa transformación, en donde nosotros los que vivimos seremos transformados de cuerpo animal, de cuerpo terrenal a cuerpo celestial. Y ese ser humano que tendrá ese nuevo cuerpo, ese cuerpo celestial, será el hombre del futuro: un hombre creado a imagen y semejanza del Señor Jesucristo.
Por eso dijo San Pablo en Romanos capítulo 8, verso 28 y 29:
“Y sabemos que a los que aman a Dios todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.
Porque a los que antes conoció, también los predestinó, para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo.”
Para que sean hechos hombres y mujeres celestiales, con un cuerpo celestial, con un cuerpo glorificado, con un cuerpo espiritual que no estará sujeto a estas dimensiones terrenales en las cuales estamos sujetos nosotros a causa del cuerpo animal, del cuerpo terrenal que nosotros poseemos en este tiempo.
Pero tenemos la promesa de ser a imagen y semejanza del Señor Jesucristo, con un cuerpo celestial, con un cuerpo glorificado, con un cuerpo glorioso que Él ha prometido para cada uno de Sus hijos, el cual es eterno, inmortal, incorruptible; con el cual viviremos por toda la eternidad, y viajaremos a través del tiempo, a través de las dimensiones, y a través de toda la Creación: a través de todos los planetas, de todas las estrellas, de todas las galaxias, a través de toda la Creación; porque así será el hombre del futuro, el cual será a imagen y semejanza del Señor Jesucristo.
El primer Hombre del futuro, de la nueva creación, es el Señor Jesucristo. Él dijo en Apocalipsis que es el principio de la Creación de Dios, de esa nueva creación, de ese hombre del futuro que vivirá eternamente, y gobernará, reinará por toda la eternidad sobre toda la Creación de Dios.
Estamos viviendo en el tiempo en que el resto de los seres humanos, de hombres y mujeres que vivirán en cuerpos inmortales, incorruptibles, en cuerpos celestiales espirituales, estamos viviendo en el tiempo en que seremos transformados y tendremos el cuerpo del futuro porque somos los hombres y mujeres del futuro, que vivirán por toda la eternidad.
¿Y cuándo será este cambio en el cual los que han partido en el pasado (porque estuvieron viviendo en un cuerpo temporero) han de levantarse en un cuerpo inmortal, incorruptible, celestial? ¿Cuándo? El apóstol San Pablo dijo en la carta a los Corintios, en su primera carta, el capítulo 15, verso 51hasta el 53:
“He aquí, os digo un misterio...”
Es uno de los grandes misterios del Reino de Dios. Pues nos encontramos en un cuerpo mortal, un cuerpo animal, pero el apóstol San Pablo dijo: “Lo primero es el cuerpo mortal, el cuerpo el cuerpo corruptible, el cuerpo animal. Porque se siembra en debilidad, en vergüenza; pero se levantará en poder, en gloria, en honra.” Él dijo que primero es el cuerpo mortal, el cuerpo animal, terrenal; y lo segundo: el cuerpo espiritual, el cuerpo celestial; por esa causa, mientras estamos en este cuerpo, se lleva a cabo un Programa divino para poder pasar a ese segundo plano divino con un cuerpo celestial.
Dice:
“No todos dormiremos, pero todos seremos transformados,
en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta. Porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados (serán resucitados incorruptibles), y nosotros seremos transformados (nosotros los que vivimos).
Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad.”
Es necesario, porque de otra forma tendríamos que morir; y de otra forma, los que partieron en el pasado continuarían en el Paraíso sin tener el cuerpo celestial (el cuerpo eterno para vivir por toda la eternidad y disfrutar de todo lo que Dios ha creado para Sus hijos), sin poder tener la oportunidad y disfrutar de todo lo que Dios ha credo para Sus hijos, sin poder tener la oportunidad de disfrutar la herencia de Dios, que pertenece a Sus hijos. Así que, por esa causa es necesario que esto mortal se vista de inmortalidad, esto terrenal se vista de un cuerpo celestial.
“Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la Palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria.”
Se habrá acabado entonces la muerte para los hijos de Dios, en cuanto al cuerpo, porque ya el nuevo cuerpo no podrá morir. Entonces:
“¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde está, oh sepulcro, tu victoria?”
Entonces con ese nuevo cuerpo, el hombre del futuro: hombres y mujeres, hijos de Dios, se reirán de la muerte y del sepulcro, porque será el ser humano inmortal. Así será el hombre del futuro, así será esa nueva generación que vivirá en este planeta Tierra y habrá recibido la bendición del Primogénito. Porque los primeros que reciben esta bendición de tener, de poseer un cuerpo eterno, un cuerpo celestial, serán los hijos de Dios escogidos, primogénitos, escritos en el Libro de la Vida del Cordero, desde antes de la fundación del mundo.
Así será el hombre del futuro: hijos e hijas de Dios con las dos conciencias juntas, viviendo con ese cuerpo teofánico de la sexta dimensión, que es ese espíritu teofánico dentro de un cuerpo celestial, inmortal, el cual recibiremos dentro de muy poco tiempo. Y entonces estaremos manifestados en toda su plenitud como hijos e hijas de Dios en cuerpos inmortales; esa es la manifestación gloriosa de los hijos de Dios, esa es la adopción de los hijos de Dios.
Y por esto es que la Creación completa gime, porque en esa libertad gloriosa en la cual entrarán todos los hijos de Dios, en la cual serán libertados de la muerte, y de la corrupción, y de las enfermedades y todas estas cosas, también la Creación completa será libertada de estas cosas.
Así que, la Creación completa está esperando esa gloriosa manifestación de los hijos de Dios en esos cuerpos celestiales, esos cuerpos espirituales, esos cuerpos inmortales, que son a imagen y semejanza del Señor Jesucristo.
Pronto los seres humanos que están escritos en el Libro de la Vida del Cordero, que tienen esa promesa de tener, de poseer un cuerpo eterno, inmortal, incorruptible, celestial, glorificado, muy pronto tendrán el glorioso privilegio de pasar a ese cuerpo. Y entonces todo el poder y autoridad les será entregado en toda su plenitud, para tener la herencia que le corresponde a cada hijo de Dios; y entonces seremos reyes y sacerdotes reinando sobre la Tierra por mil años, para comenzar.
No podemos reinar en el Milenio con un cuerpo mortal. Los reyes y sacerdotes, que son los escogidos de Dios, necesitamos ese cuerpo celestial, ese cuerpo glorificado, para tener toda la autoridad y el poder y dominio como reyes sobre la Tierra. Y el Reino nos será entregado de parte del Señor Jesucristo, y reinaremos con Cristo por mil años, para comenzar.
Así que, este planeta Tierra tendrá también la gloriosa oportunidad de tener mil años de paz, en los cuales se estará llevando a cabo un Reino, un Gobierno de paz, de amor, de justicia, de felicidad, para todo ser humano que estará viviendo en esta Tierra. Y estará frente a ese Gobierno el Señor Jesucristo con todos los que serán a imagen y semejanza de Él; todos los que tendrán un cuerpo celestial, glorificado, un cuerpo a imagen y semejanza del Señor Jesucristo.
Y cada uno de los hijos de Dios que ha deseado tener las dos conciencias juntas, como los profetas que Dios ha enviado en cada tiempo, tendrá el privilegio de tener las dos conciencias juntas, como el Señor Jesucristo; porque seremos a imagen y semejanza del Señor Jesucristo. Así que, lo que cada hijo de Dios ha deseado, que es lo más grande: ser igual como son los profetas, todos seremos como el Profeta más grande de todos los profetas, como el mismo Señor Jesucristo con las dos conciencias juntas, porque así está ordenado para cada hijo de Dios, así está ordenado para el hombre, para el ser humano, para los hijos de Dios, para el hombre del futuro, que gobernará durante el Milenio y por toda la eternidad.
Y lo más grande de todo esto es que nosotros sabemos que somos los seres humanos, hombres y mujeres del futuro que viviremos por toda la eternidad en cuerpos celestiales.
“EL HOMBRE DEL FUTURO.”
Dios ha estado creando ese hombre del futuro a través de las edades, produciendo para cada uno de ellos el nuevo nacimiento en otra dimensión, en la sexta dimensión, para luego producir un nacimiento en un nuevo cuerpo, en un cuerpo celestial, en un cuerpo eterno, para que así estemos plenamente creados por Dios en Espíritu y también en cuerpo celestial. Porque somos los seres humanos, los hombres y mujeres del futuro, y tenemos el futuro más grande y glorioso que un ser humano pueda tener: ser a imagen y semejanza del Señor Jesucristo, y reinar con el Señor Jesucristo por el Milenio y por toda la eternidad.
Y a cada uno de nosotros que nos hubiera gustado ser un director de algún país, de momento nos encontramos en la Tierra que ninguno de nosotros hemos llegado a ser el gobernador de algún país; pero nos encontramos que siendo los seres humanos del futuro, somos los reyes que estarán gobernando, reinando en este planeta Tierra con el Señor Jesucristo por el Milenio y por toda la eternidad, porque somos los seres humanos del futuro: los hijos e hijas de Dios que viviremos por toda la eternidad. Ese será el hombre del futuro: hombres y mujeres del futuro con la promesa de Vida eterna.
Y por esa causa, le da a todo ser humano el hombre del futuro, los hijos de Dios, la Esposa del Cordero, le da la oportunidad a todo ser humano que también tenga una oportunidad para vivir eternamente; y también el Esposo, el Señor Jesucristo, le ofrece la oportunidad a todo ser humano para que viva eternamente en la generación del futuro, la cual estará dirigida por el Señor Jesucristo. Él tendrá Su Reino aquí en la Tierra; allá en la tierra de Israel estará el lugar desde donde Él estará reinando sobre la Tierra; y reinaremos con el Señor Jesucristo por el Milenio y por toda la eternidad.
Ahora el Espíritu y la Esposa en Apocalipsis, capítulo 22, verso 17, y Apocalipsis 21, verso 6, dicen: “Al que tenga sed, Yo le daré de la fuente del Agua de la vida gratuitamente.” Una oportunidad para vivir eternamente, dándole o tomando de la fuente del Agua de la Vida. Al tomar del Mensaje, de la Palabra de Vida del Señor Jesucristo, la persona está tomando de la fuente del Agua de la Vida. Por eso San Pedro dijo a Jesús: “¿Y a quién iremos? Tú tienes Palabras de vida eterna.” Cuando se reciben esas Palabras de Vida eterna, se está recibiendo el Agua de la Vida eterna, para vivir eternamente y ser parte de la nueva generación, de la nueva raza del futuro.
Sigue diciendo en Apocalipsis, capítulo 22, verso 17: “El Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tenga sed, venga; y el que quiera (porque toda persona tiene libre albedrío, el que quiera) tome del Agua de la vida gratuitamente.” Todo ser humano tiene la oportunidad del Mensaje de Agua de Vida eterna del Señor Jesucristo, el cual Él coloca en Su Esposa, para que ella también le dé la oportunidad a todo ser humano de tomar de ese Mensaje de Agua de Vida eterna y pueda vivir eternamente en el mundo del futuro; y ser parte del hombre del futuro, de la nueva generación del futuro, de hombres y mujeres que vivirá eternamente en el futuro, sobre esta Tierra y también en otros planetas; pero como Centro de Operaciones, el planeta Tierra ha sido dado por heredad al ser humano;
Así que, por esa causa Dios establece Su Reino, Su Trono, aquí en la Tierra, en la Jerusalén terrenal; en la Jerusalén terrenal estará la Jerusalén celestial.
Así que, todo eso está para el futuro, con la generación del futuro, con el hombre del futuro, y nuestro Dios, el Señor Jesucristo, el cual todos sabemos que es eterno. Y en Sus planes tiene para el ser humano un futuro glorioso, maravilloso, para vivir eternamente en paz, en armonía con Dios, con las Leyes divinas dentro de cada individuo para actuar conforme al Programa divino en cada día, en cada mes, en cada año, en cada siglo, en cada Milenio, y por toda la eternidad.
Así será el hombre del futuro. Y lo más grande de todo esto es que: usted y yo somos los hombres y mujeres del futuro que habitarán en este planeta Tierra, y también en el Universo, porque no estaremos limitados a este planeta Tierra; pero los Cuarteles Generales serán en este planeta Tierra, conforme al Programa de Dios.
“EL HOMBRE DEL FUTURO.”
Todo ser humano: los científicos, los políticos, los multimillonarios, las personas de la alta sociedad, y toda persona, y los de la baja sociedad también (y para Dios, pues, no hay alta ni baja sociedad, todos son seres humanos), todos han deseado vivir eternamente en un cuerpo incorruptible, inmortal, en un cuerpo en donde se pueda disfrutar la felicidad, la Vida eterna y el Amor divino.
Los científicos con sus descubrimientos no han logrado producir el hombre del futuro, porque solamente Dios puede producirlo porque Dios es el único que sabe cómo hacer, cómo crear al hombre del futuro para que viva eternamente. Y en el Programa divino está la creación del hombre del futuro; y en ese Programa de creación del hombre del futuro, lo más glorioso para cada uno de nosotros, es que nosotros somos parte de ese programa de creación, y somos el ser humano del futuro, que hemos estado pasando por una etapa temporera en un cuerpo animal, en un cuerpo terrenal, en un cuerpo mortal; pero que sabemos que primero es lo animal, lo terrenal, y después lo celestial.
Cada uno de nosotros tenemos en esta manifestación en un cuerpo terrenal, animal, la cantidad de años que la persona tiene; pero pronto hemos de nacer en un cuerpo celestial, hemos de aparecer en un cuerpo glorificado, en un cuerpo inmortal, en un cuerpo que será para vivir eternamente. Por lo tanto, ese cuerpo que hemos de recibir será un cuerpo eterno, porque vendrá por la Palabra eterna hablada, vendrá por creación divina.
Y dice el apóstol San Pablo que será a la final Trompeta, porque será tocada la trompeta, la Trompeta de Dios, y los muertos resucitarán primero, y luego nosotros los que vivimos seremos transformados. También San Pablo escribiendo en su carta a los Tesalonicenses, dice que “el mismo Señor descenderá del Cielo con Aclamación, Voz de Arcángel, y Trompeta de Dios, y los muertos en Cristo se levantarán, resucitarán primero; y luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado hasta la Venida del Señor, no seremos delanteros a ellos (a los que murieron, sino que ellos recibirán primero ese cuerpo celestial); y luego nosotros, juntamente con ellos, seremos arrebatados en las nubes para recibir al Señor en el aire.”
Luego que seamos transformados, luego seremos trasladados, raptados, para recibir al Señor en el aire, y así encontrarnos con el Señor, Él con Su cuerpo y nosotros con ese cuerpo también a imagen y semejanza del Señor.
Así que ya no estaremos limitados en esta Tierra a las leyes terrenales de la naturaleza, a las leyes terrenales de esta dimensión terrenal, sino que estaremos completamente libres para vivir eternamente, y poder viajar a través del espacio, de la luz, del tiempo, de las dimensiones, y así disfrutar la herencia que nos corresponde por ser hijos de Dios; y sobre todo, primogénitos de Dios escritos en el Cielo en el Libro de la Vida del Cordero desde antes de la fundación del mundo.
Estos son los hombres y mujeres del futuro. Y éstos sí que tienen futuro, porque nuestro futuro está en las manos de Dios, en ese Programa que Él diseñó desde antes de la fundación del mundo, en el cual usted y yo tuvimos suerte, y en el cual usted y yo recibimos todas las bendiciones que Él ha señalado para cada uno de Sus hijos primogénitos escritos en el Libro de la Vida del Cordero en el Cielo.
Saber que somos los seres humanos del futuro, los hijos de Dios o los escogidos, es la noticia más grande que un ser humano puede recibir. Y cuando sabemos quiénes somos, y que estamos aquí en este cuerpo terrenal, mortal, animal, por un lapso de tiempo, y luego pasaremos al nuevo cuerpo, al cuerpo celestial, al cuerpo espiritual, entonces nuestra vida aquí en la Tierra tiene sentido; tiene sentido porque entonces comprendemos el porqué estamos viviendo en esta Tierra, cuál es el Programa divino mientras estamos viviendo en estos cuerpos mortales, y cuál es el Programa divino para cuando estemos en el nuevo cuerpo.
Hay un Programa divino que se llevará a cabo con cada uno de los hijos de Dios cuando estemos en el nuevo cuerpo. El glorioso Reino milenial es una parte de ese Programa divino que se llevará a cabo con cada uno de los hijos de Dios cuando estemos en el nuevo cuerpo, en el cuerpo celestial.
Mientras tanto, el Milenio no puede comenzar nosotros teniendo el cuerpo animal, el cuerpo mortal, el cuerpo temporero, porque el Milenio comenzará luego que todos los escogidos de Dios tengamos el nuevo cuerpo. Aún más: luego de poseer el nuevo cuerpo, todavía pasará un lapso de tiempo de tres años y medio, en donde Dios estará tratando con el pueblo hebreo, para llamar también de en medio del pueblo hebreo ciento cuarenta y cuatro mil hebreos que son elegidos de Dios, escogidos de Dios, escritos en el Libro de la Vida del Cordero, los cuales recibirán el Mensaje del Señor Jesucristo, el Mensaje de gran Voz de Trompeta, y serán sellados con el Sello del Dios Vivo por el Ángel que tiene el Sello del Dios Vivo; y serán sellados en sus frentes con el Nombre de Dios y el Nombre del Señor Jesucristo, el Nombre Nuevo del Señor Jesucristo.
Toda esa labor se llevará a cabo luego que los escogidos de en medio de los gentiles hayan sido transformados, hayan sido pasados al cuerpo celestial, al cuerpo espiritual, que Él ha prometido para cada uno de Sus escogidos de en medio de los gentiles.
Así que, la bendición la recibimos nosotros primero, y luego, con esa bendición, entonces hemos de trabajar en beneficio del pueblo hebreo. Ellos recibirán esa bendición, porque así está predestinado desde antes de la fundación del mundo en el Programa de Dios.
Así que, no se le podrá ni añadir ni quitar al Programa divino, sino lo único que podemos hacer es: estar trabajando en mutuo acuerdo con el Programa de Dios, porque nuestro trabajo en el Señor, en el Programa divino para nuestro tiempo, como en otros tiempos, no perderá su recompensa; y es donde único hay recompensa de Dios, cuando se trabaja en el Programa de Dios. Usted no puede recibir una recompensa de parte de Dios si no trabajó en el Programa de Dios.
Así que, Dios está llevando a cabo un Programa, comenzando con los primogénitos, con los escogidos, luego pasará también al resto de los hijos de Dios, los cuales están en diferentes iglesias, en diferentes grupos religiosos (y algunos ni siquiera están en grupo religioso alguno); y también pasará la bendición a los escogidos de en medio del pueblo hebreo, y también a los demás hijos de Dios que hayan en medio del pueblo hebreo. Pero primero son los primogénitos de Dios, los cuales serán a imagen y semejanza del Señor Jesucristo con un cuerpo inmortal, un cuerpo celestial, un cuerpo glorificado, como el del Señor Jesucristo.
Y así entonces estaremos ya en esa segunda fase o etapa del Programa divino: ya habremos pasado de lo temporero, de lo mortal, del cuerpo animal (que es primero) habremos pasado a lo eterno, al cuerpo glorificado, al cuerpo celestial (que es lo segundo), para con eso segundo continuar por toda la eternidad.
Así que, le damos gracias a Dios porque lo primero es lo temporero, y lo segundo es lo eterno. Por eso en la etapa primera trabajamos para la segunda etapa o fase del Programa divino, en donde usted y yo somos los hombres y mujeres del futuro, de una nueva generación que se levantará en este planeta Tierra y gobernará, reinará por mil años con el Señor Jesucristo, y por toda la eternidad luego del glorioso Milenio.
“EL HOMBRE DEL FUTURO.”
Así será el hombre del futuro; y cuando digo “el hombre del futuro,” ahí está también incluida la mujer. Son los hijos de Dios, los escogidos, los primogénitos de Dios escritos en el Libro de la Vida del Cordero.
Y lo más grande de todo esto es que usted y yo sabemos que somos el hombre del futuro, que somos los hombres y mujeres del futuro que viviremos en este planeta Tierra por toda la eternidad en un cuerpo celestial. Y nosotros no lo sabíamos; no conocíamos el Programa; no comprendíamos el Programa que Él estaría llevando a cabo en este tiempo final para producir el hombre del futuro.
La Trompeta final es el Mensaje final del Señor Jesucristo, por eso dice: “Porque el mismo Señor descenderá del Cielo con Aclamación, con Voz de Arcángel, y con Trompeta de Dios; y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros los que vivimos, juntamente con ellos seremos arrebatados para recibir al Señor en el aire,” luego que seamos transformados. Porque la carne y la sangre no pueden heredar el Reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción, así que, por esa causa es necesario que esto mortal sea vestido de inmortalidad, es necesario que venga para nosotros la transformación de nuestros cuerpos para así estar en alma, espíritu y cuerpo viviendo en este planeta Tierra, y siendo el ser humano del futuro.
¿Y dónde se encuentra el ser humano del futuro? Se encuentra aquí en el presente escuchando y recibiendo el Mensaje de gran Voz de Trompeta, la Palabra creadora que creará el nuevo hombre del futuro con un cuerpo eterno, celestial, glorificado, para vivir eternamente con el Señor Jesucristo.
“EL HOMBRE DEL FUTURO.”
Dios les bendiga, Dios les guarde, muchas gracias por vuestra amable atención, ustedes aquí en Cayey, Puerto Rico, ustedes allá también en San Félix, Venezuela, y en cualquier otro lugar de Venezuela y de cualquier otro país, ustedes allá en Kerville, Texas, también Neftalí, también nuestro hermano Bermúdez y también Tirzo, muchas gracias por haber hecho la conexión telefónica con Puerto Rico para la transmisión de esta conferencia en esta mañana.
Que Dios les bendiga grandemente con todas las bendiciones del hombre del futuro, con todas las bendiciones del Primogénito de Dios.
Será hasta el próximo domingo, Dios mediante, que estaré nuevamente con ustedes para continuar hablando, platicando, dándoles a conocer el Programa divino para el hombre del futuro.
Que continúen pasando todos, un día feliz, un día maravilloso, con todas las bendiciones correspondientes para el ser humano, los hijos de Dios, los hombres y mujeres del futuro.
Espero que Dios les continúe bendiciendo grandemente, y siga abriendo el entendimiento de cada uno de nosotros para comprender todas las bendiciones de cada hijo, de cada hijo e hija de Dios, los cuales somos los hombres y mujeres del futuro, el cual será un futuro maravilloso para cada uno de nosotros.
Nuestro futuro está en las manos de Dios. En las manos de Dios está nuestro futuro, y hemos visto que nuestro futuro es el futuro más glorioso, el más maravilloso, que un ser humano puede tener. Y lo tenemos nosotros, y lo tenemos bien asegurado, porque está en las manos de Dios.
Así que, Dios les continúe bendiciendo a todos, Dios les guarde, ya el próximo domingo estará con nosotros aquí en Puerto Rico (lo puede confirmar nuestro hermano Julio), estará con nosotros nuestro hermano Miguel Bermúdez Marín, el cual llega el día primero de febrero, y estará con nosotros el próximo domingo, y luego el día 08 estaremos viajando a Colombia en donde tenemos una serie de actividades en diferentes lugares de Colombia, y luego el 10 de marzo estaré regresando para estar nuevamente con ustedes acá en Puerto Rico.
Así que, será hasta el próximo domingo, Dios mediante, oren mucho por mí para que Dios me dé el mensaje que debo predicar el próximo domingo, Dios mediante, para cada uno de ustedes, y también para mí, y así ser edificados en el Programa divino con la Palabra de Dios correspondiente para nuestro tiempo.
Será hasta entonces, hasta el próximo domingo Dios mediante, Dios les bendiga, Dios les guarde, y que todas las bendiciones de los primogénitos de Dios sean sobre cada uno de ustedes: La transformación de vuestros cuerpos, el cuerpo eterno, todas esas bendiciones sean sobre cada uno de ustedes, y pronto se materialicen esas bendiciones en cada uno de ustedes, como también en mí.
Pronto espero yo también la transformación de mi cuerpo, como también espero la de cada uno de ustedes.
Así que, Dios les continúe bendiciendo con todas esas bendiciones del Primogénito, y pronto se materialice la gran bendición de la transformación de nuestro cuerpo, la gran bendición de vivir en el cuerpo celestial; y así estar manifestados plenamente como los hombres y mujeres del futuro, porque somos los seres humanos del futuro, predestinados por Dios para vivir ese futuro maravilloso que Él ha diseñado en Su Programa para desarrollar en esta Tierra y en todo el Universo.
Dios les bendiga y Dios les guarde a todos.
Con ustedes nuevamente nuestro hermano y amigo Mario Pérez Colón, para continuar en esta mañana, y también algún otro cántico que tengan, y luego ser despedidos, y regresar a nuestros lugares, a nuestros hogares felices y contentos, dándole gracias a Dios porque somos los hombres y mujeres del futuro, predestinados por Dios para vivir en ese futuro con el cuerpo celestial que Él ha prometido y ha predestinado para cada uno de nosotros, Sus hijos, que vivimos en esta Tierra, como también para los que partieron en el pasado en sus edades.
Nuestro hermano Pérez con nosotros para continuar y concluir en esta mañana, Dios le bendiga a nuestro hermano Mario, y Dios le bendiga a cada uno de ustedes, y me bendiga a mí también, con las bendiciones del Primogénito prometidas para este tiempo final.
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