La Palabra Que Sale De La Boca De Dios
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La Palabra Que Sale De La Boca De Dios
Rev. William Soto Santiago
04 de Julio de 1982
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Muy buenas noches, amados hermanos y amigos, es para mí un privilegio estar entre ustedes nuevamente en esta noche, y estar escuchando a todos estos compañeros en el ministerio los cuales, como ya hemos visto, han comprendido, han entendido el tiempo en que estamos viviendo, han comprendido el plan de Dios para este tiempo, saben qué hacer en este tiempo y saben qué enseñarle al pueblo en este tiempo.
Cuando podemos ver y oír personas como las que hemos estado escuchando en esta noche, sabemos que Dios tiene personas capacitadas en este tiempo con el conocimiento de la Palabra, del mensaje para este tiempo final. Y confiamos en que la Obra que Dios tiene para este tiempo, la cual ha encomendado en hombres como los que hemos escuchado en esta noche, esperamos y sabemos que esa Obra será llevada a cabo.
Sabemos que todo lo que el Espíritu diga, también la Esposa lo va a decir, porque la Esposa tendrá ministros, tendrá personas como las que hemos escuchado en esta noche, para hacer oír ese mensaje. Ellos trabajarán juntamente con sus congregaciones para que ese mensaje de invitación, de oportunidad para la humanidad sea escuchado.
Como ya hemos visto en esta noche, yo no necesitaba predicar en esta noche, y ya escuchamos la Palabra, el mensaje, escuchamos a nuestro hermano Bermúdez en ese glorioso mensaje que nos trajo, escuchamos a nuestro hermano Tirzo Ramiro de Guatemala, escuchamos también a nuestro hermano Ramón Palacios de Venezuela, y escuchamos también a nuestro hermano Ramiro de Monterrey. Así que, en esta noche tuvimos cuatro predicadores, así que, era mejor que yo no predicase para escuchar cuatro predicadores que saben de lo que hablan; y todos son mejores predicadores que yo.
Así que, vemos que no hay problema cuando no esté uno de nosotros porque hay muchos más buenos ministros, buenos predicadores que conocen bien el mensaje, que lo entienden bien para hacer que la Voz de Dios siga caminando y llegando al corazón de la gente. Y la Palabra de Dios para este tiempo hará aquello para lo cual Dios la ha enviado, porque Él ha dicho que Su Palabra es como la lluvia que desciende del Cielo, como la lluvia que desciende del Cielo y hace que la tierra produzca, así también es la Palabra de Dios, la Palabra que sale de la boca de Dios: hace aquello para lo cual Él la ha enviado; no regresará a Dios vacía.
Así que, esa Palabra, ese mensaje final de Dios, hará aquello para lo cual Dios lo envía. Y ese mensaje llegará hasta donde Dios desea que llegue, y para eso estarán todos los ministros y todos los hermanos de todos los lugares para que Dios los use para que llegue ese mensaje a todo pueblo, nación, lengua y reyes. Así es el plan del Señor, y Él tiene gente para realizar esos planes. Y cuando comprendemos que el plan de Dios siempre se desarrolla, se lleva a cabo a través de gente y entre la gente, entonces decimos: “Señor, aquí estamos para que nos uses en lo que Tú deseas usarnos en estos días finales.”
No queremos que nos use construyendo un arca literal, porque no estamos viviendo en el tiempo de Noé; pero queremos que nos uses en lo que Tú estés haciendo en este tiempo, en eso es que queremos nosotros tener parte, en eso es que queremos trabajar porque en eso es que Dios podrá usarnos, podrá bendecirnos, podrá prosperarnos Su Obra porque será la Obra de Dios para estos días.
Y la Obra de Dios es prosperada en el tiempo correspondiente, en el tiempo en que Él la está haciendo. Para eso es que Él envía la Palabra para ese tiempo para hacer esa Obra, y esa Palabra es prosperada en todo para que sea realizada esa Obra. Y si esa Palabra está en nosotros y somos portadores de ella, todo trabajo que hagamos para que esa Palabra camine hacia adelante será esa labor prosperada; porque Dios prospera esa Palabra, para que pueda cumplirse lo que Él ha dicho que ha de hacer.
Bueno, esa es la Palabra que sale de la boca de Dios; y no solamente de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. Esa es la Palabra que es prosperada porque hace aquello para lo cual es enviada y que es el alimento espiritual para el alma de toda persona. De esa Palabra es que vivirá el alma de la persona, no solamente de pan literal es que vive el hombre sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios.
Así que, sabemos que está escrito, y así es que Dios dice que es. Y si tenemos la Palabra que sale de la boca de Dios para este tiempo, tenemos en nuestras manos y en nuestro corazón el alimento para este tiempo, para el alma nuestra y para el alma de todo ser humano. Por eso es que Apocalipsis 21 y 22 puede hacer una invitación a todo el que tenga sed, que venga a tomar del Agua de la vida gratuitamente.
Así que, por esa causa es que esa invitación final o esa oportunidad final es dada a toda persona, ¿y quién la da? Es el Espíritu y la Esposa, o sea que es el ministerio del Señor en la forma en que Él esté manifestándose y el ministerio de la Esposa. De la Esposa, como dice Apocalipsis, porque está casada, está unida al Espíritu, está unida a ese ministerio y adquiere ese ministerio de ayuda, porque la esposa es la ayuda idónea del esposo. O sea, quien le va a ayudar al Esposo, quien le va ayudar al Señor en la labor que Él tiene para hacer, es Su ayuda idónea que es la Esposa.
Bueno, de eso lo hablaremos en otra ocasión, y hablaremos ya más detalladamente sobre el ministerio del Esposo en el cual la Esposa tiene una parte muy importante, porque es la ayuda idónea del Señor, del Esposo, del Espíritu en los últimos días.
Bueno, Dios les continúe bendiciendo a todos, Dios les guarde, y nos ayude a todos para ser fieles en el gran ministerio, en la gran labor que nos ha sido encomendada en estos días finales. Muchos, o todos los profetas del pasado y los apóstoles, desearon vivir en este tiempo; pero ellos saludaron de lejos este tiempo, pero nosotros somos los bienaventurados de vivir en el tiempo que todos desearon vivir.
Dios les bendiga, Dios les guarde, y hasta mañana Dios mediante en que hablaremos acerca de algunas cosas materiales, pero que las cosas materiales no son el todo de la vida, lo más importante son las bendiciones espirituales; pero las bendiciones espirituales cuando uno las tiene, si también tiene algunas bendiciones materiales, pues, uno sentiría mejor y tendría más libertad para hacer muchas cosas en la vida. O sea que lo primero es buscar y encontrar el Reino de Dios y Su justicia; y después que lo ha conseguido, las añadiduras no están mal, las añadiduras no están de más porque Él dijo que serían añadidas. Bueno, y si nos ha dado el Reino que es lo más importante, que nos dé las añadiduras también, eso pues, yo creo que a nadie le estarían mal, porque con las añadiduras trabajaríamos para el Reino de Dios y almacenaríamos más tesoros en dónde está nuestro corazón.
Así que, Dios sabe lo que hace con nosotros. Dios sabe que, si hemos sido fieles en lo poco, si nos da mucho, en lo mucho también vamos a ser fieles.
Yo les voy a hacer una pregunta y usted verá que usted sabe cuál es la contestación. ¿Qué es más difícil: ser fiel en lo poco o en lo mucho? ¿Qué es más fácil para una persona? Una persona que tenga un dólar, para con eso suplir todos los gastos de la familia, y así hacer todo lo que tenga que hacer en esa semana, o un hombre que tenga un millón de dólares, ¿para quién es más difícil dar un dólar? ¿Para quién es más difícil o para quién es más fácil ser fiel dando un dólar para la Obra de Dios? Dando un dólar de ofrenda, ¿para quién es más fácil? Es más fácil para el que tiene mucho. El que solamente tiene un dólar y de eso tiene que sacar para el pasaje, para los gastos de la semana, para todo lo que tiene que hacer, es difícil dar un dólar, aún dar medio dólar para la Obra de Dios.
Pero una viuda dio todo lo que tenía, y los ricos que estaban allí, estaban dando más que la viuda, pero el Señor dijo: “Ella dio más que todos esos ricos, porque ella dio todo lo que tenía.” ¿Ve? Y si en lo poco ella fue fiel, si hubiera tenido millones de dólares hubiera sido más fácil para ella ser fiel también. Así que, en lo poco que es más difícil ser fiel, dar mucho, que teniendo millones de dólares.
Así que, si en lo poco hemos sido fieles, entonces tenemos la promesa de que Él nos podrá en lo mucho; y en lo mucho seremos fieles también, haremos más en la Obra de Dios. Él confía en nosotros, y nosotros confiamos en Él, y sabemos que las añadiduras que Él nos dé las vamos a utilizar en el máximo para la Obra de Dios y también para el bienestar de nuestros hogares.
Así que, aún tenemos las promesas de que somos herederos de Dios y coherederos con Cristo. Y Dios no es un Dios que está sin nada, Él dice: “Mío es el oro, la plata, todo lo que hay en la Tierra,” porque Él es el dueño de todo. Así que, tenemos al Padre más multi, multi, multi, multimillonario. Y Él dice: “Ustedes son mis herederos, ustedes son ricos, y ni lo sabían. Ustedes son mis herederos y herederos con Cristo.” Así que, no se preocupen que ustedes van a ser multimillonarios, si no lo llegan a ser mientras están en estos cuerpos, no se preocupen que en el Milenio ustedes lo serán.
Así que, tenemos una herencia que nadie nos puede robar. Pero mientras llega el Milenio, donde seremos todos multi, multi, multimillonarios, mientras tanto hay que darles alguna añadidura para que se desenvuelvan aquí en la Tierra, y hagan algunas cositas más que es necesario que sean hechas para el beneficio de todo el pueblo; para el beneficio de los que están, y de los que han de llegar.
Bueno, ya ustedes saben de lo que estamos hablando. Así que, Dios les bendiga, o les siga bendiciendo porque Él comenzó hace tiempo; siga Dios dándonos todas las bendiciones que Él tiene en Su mente darnos a nosotros, porque queremos recibirlas todas. No queremos dejar perder ni una sola bendición, ni las espirituales ni las materiales tampoco; porque si Él las tiene para nosotros, no queremos que Él las vaya a aguardar sino que no las dé porque las necesitamos para darle buen uso.
Bueno, si sigo hablando en esta noche, pues, imagínese, saldría predicándoles y yo les dije que el hermano Bermúdez iba a tener la predicación y yo iba a hablar solamente 15 minutos, y allá en la casa de dije: “Bermúdez, de los 15 minutos que tengo te voy a dar 10 más porque la garganta la tengo dolorida,” quizá de esta mañana que me forcé un poquito, o quizás de alguna otra cosa, pero como que la garganta se me quiere arreglar. Pero ya el hermano Bermúdez tomó la hora de él, tomó los 10 minutos, y no sé si no tomó los cinco que me quedaban a mí, pero con ese minutito que me dejó bien aprovechado, fue un minuto bien largo que aproveché aquí; ya ustedes vieron, deje todo allá porque no vine a predicarles, ni tema les puse, si quieren ustedes ponerle un tema, pues pónganle alguno: “LA PALABRA QUE SALE DE LA BOCA DE DIOS.” Esa es la que hace aquello para lo cual Dios la envía, aquello que Dios tiene planeado para ese tiempo.
O sea que Dios no hace nada en la Tierra, no hace nada que no tenga planeado ya en Su mente; y para hacerlo envía la Palabra correspondiente a esa labor; y cuando la envía, entonces ya en la mente, el pensamiento de Dios vino a expresarse en forma de Palabra hablada. Y ya entonces tiene que ocurrir lo que Dios dijo, lo que Dios tenía pensado, que lo habló, y después se tiene que materializar.
¿Sabe lo que nos quiere decir eso? Que algo se tiene que estar materializando y que algo más se va a materializar, porque hemos estado escuchando mucha Palabra de Dios de cosas que tienen que acontecer en este tiempo. Pero no pueden acontecer a menos que sean habladas, primeramente.
Así que, la Palabra que sale de la boca de Dios hará en este tiempo aquello para lo cual Dios la envía.
Bueno, dice el hermano Bermúdez, y todos estamos conscientes, de que cuando un pueblo usa la fe y comienza a reclamarlo, a pedir que Dios use a la persona que se ponga al frente para hablar, entonces sigue bajando Palabra de Dios. Y yo les voy a pedir un favorcito: aguanten, aguanten un poquito por el momento ese deseo, esa petición delante de Dios para yo poderme retirar; porque es que, si no, sigue bajando Palabra de Dios, y vamos a estar aquí hasta las 10:00 de la noche, y queremos que todo el mundo regrese a sus casas tempranito. Ya hemos escuchado la Palabra de Dios a través de nuestro hermano Bermúdez, ha sido un mensaje maravilloso; la hemos escuchado también confirmada a través del hermano Palacios, del hermano Tirzo, del hermano Ramiro de Monterrey, y la hemos remachado en un minuto de esos largos en estos momentos.
Así que, ya está hablada y remachada y confirmada, así que yo creo que ya con eso nos basta por esta noche, y yo creo que estamos muy satisfechos con la Palabra de Dios, la cual es de bendición para todos nosotros, la cual es de consuelo para todos nosotros como dijo Dios que sería: sería para consolar a los hijos de Dios, a los enlutados; enlutados porque nuestros hermanos de otras edades están durmiendo; murieron pero somos consolados porque van a resucitar.
Así que, vamos a dejar por aquí a nuestro hermano Bermúdez para que pase por aquí de nuevo, y lo que me entregó le entrego de nuevo, aquí el micrófono lo tiene de nuevo, y Dios les siga bendiciendo a todos en esta hermosa noche. Y mañana, ya ustedes saben todo lo que va a haber mañana, van a haber muchas cosas mañana, desde por la mañana, luego en la tarde, luego en la noche de mañana y en la madrugada del martes. O sea que, esto es… dicen que todas las cosas, todas las bendiciones al pobre le vienen de cantazo, de una vez, y no encuentra después qué hacer con tantas bendiciones.
Bueno, no importa que nos vengan todas de un sopetón, de un cantazo, nosotros sí vamos a saber qué vamos a hacer con todo lo que Dios nos dé en bendición. Tenemos muchos planes y conocemos qué debemos hacer. Así que, ¡que vengan todas de un cantazo porque las estamos esperando!
Bueno, si el hermano Bermúdez no acaba de llegar porque él tiene esa costumbre, de que cuando yo le digo: “Pase por aquí,” y él sabe que si no pasa yo sigo hablando y entonces, pues, no puedo irme de aquí, pero ya yo creo que él debe pasar por aquí, y si no pasa se quedará esto aquí sólo porque yo ya me voy, así que, Dios les bendiga a todos y Dios les guarde.
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