El Libro que un Hombre se Comió
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EL LIBRO QUE UN HOMBRE COMIÓ
Rev. William Soto Santiago
21 de marzo de 1982
Venezuela
Muy buenos días, amados hermanos y amigos; es para mí un grande privilegio
estar con ustedes nuevamente. En esta ocasión en continuación a la serie
titulada: “EL LIBRO MISTERIOSO,” para esta ocasión en esta serie titulada:
“EL LIBRO MISTERIOSO” tendremos el tema correspondiente para esta
conferencia, el cual sacaremos de la Escritura que hemos de leer en esta
mañana.
Buscando allá en el libro del Apocalipsis, y en el capítulo 10, verso 8 en
adelante, ahí leeremos la Palabra que nos dice:
“La voz que oí del cielo habló otra vez conmigo, y dijo: Ve y toma el
Librito que está abierto en la mano del ángel que está en pie sobre el mar
y sobre la tierra.
Y fui al ángel, diciéndole que me diese el Librito. Y él me dijo: Toma, y
cómelo; y te amargará el vientre, pero en tu boca será dulce como la
miel.
Entonces tomé el Librito de la mano del ángel, y lo comí; y era dulce en
mi boca como la miel, pero cuando lo hube comido, amargó mi vientre.
Y él me dijo: Es necesario que profetices otra vez sobre muchos pueblos,
naciones, lenguas y reyes.”
Que Dios bendiga Su Palabra en nuestros corazones. El tema para esta
ocasión, para esta conferencia será:
“EL LIBRO QUE UN HOMBRE SE COMIÓ.”
Esto de comerse un libro es algo que suena un poco raro para la gente de
este tiempo, y más si es un libro que está escrito, pues entonces suena un
poco raro; pero aquí en el libro del Apocalipsis encontramos que este Libro
misterioso que estaba en el Cielo, que fue tomado por el Cordero, luego Él
lo trae a la Tierra, ese Ángel Fuerte lo trae a la Tierra, y uno en la
Tierra que vea ese Ángel Fuerte descender allá a en una isla, dice que oyó
la Voz del Cielo que le dijo:
“Vé al Ángel Fuerte, dile que te dé el Libro y cómelo.” Entonces fue
al Ángel Fuerte, le pidió el Libro, le fue dado el Libro y le fue dicho:
“Cómelo, y en tu boca será dulce, pero en tu vientre será amargo.”
Ahora, podemos ver que este hombre se comió ese Libro, le fue dulce a su
boca, pero le fue amargo a su vientre.
Ahora esto también lo hemos visto en otros lugares de la Biblia en donde
Dios le ha dado un libro, un rollo escrito a un profeta para que se lo coma.
Aquí en el libro del profeta Ezequiel, en el capítulo 3, él dice que Dios le
dijo, comenzando en el verso 1:
“Me dijo: Hijo de hombre, come lo que hallas (o lo que ves, o lo que
encuentres) ... come lo que hallas; come este rollo, y ve y habla a la
casa de Israel.
Y abrí mi boca, y me hizo comer aquel rollo.
Y me dijo: Hijo de hombre, alimenta tu vientre, y llena tus entrañas de
este rollo que yo te doy. Y lo comí, y fue en mi boca dulce como miel.
Luego me dijo: Hijo de hombre, ve y entra a la casa de Israel, y habla a
ellos con mis palabras.
Porque no eres enviado a pueblo de habla profunda ni de lengua difícil,
sino a la casa de Israel.”
Aquí podemos ver que cuando Dios envió al profeta Ezequiel hablarle a la
casa de Israel, le dio un rollo escrito y ese rollo escrito tenía la Palabra
de Dios; y ese rollo le fue dado al profeta Ezequiel para que se lo comiese,
él se lo comió y le dijo entonces el Señor:
– “Ahora alimenta tu vientre.” – “¿Con que?”
– “Con la Palabra, con ese rollo escrito que te has
comido.”
Muchas personas no comprenden eso y no recuerdan las palabras dichas en
Deuteronomio, 8:3 y en Mateo, capítulo 4, verso 4, donde dice:
“No solamente de pan vivirá el hombre; sino de toda Palabra que sale de
la boca de Dios.”
El profeta Ezequiel tenía que comer y alimentarse con la Palabra de Dios.
¿Por qué? Porque luego tenía que esa misma Palabra hablársela al pueblo de
Israel.
Cuando Dios envía un profeta para hablarle al pueblo hebreo, primero le da
el mensaje, la Palabra para que se la coma él primero y luego le hable esa
Palabra al pueblo.
Y aquí en Apocalipsis, capítulo 10 podemos ver la Palabra viniendo, el
mensaje viniendo en un libro abierto, un librito abierto para que un hombre
se la coma.
Ahora ustedes pueden ver el propósito de la Venida del Ángel Fuerte. Él
viene, es el Cordero, es el León de la Tribu de Judá, ruge como un león
cuando desciende, se identifica como el que tomó el Libro de la mano del que
estaba sentado en el Trono; siete Truenos emiten sus voces. Y luego
encontramos que ese libro que trae abierto siendo el Libro de la redención,
el Libro de la Vida, el Libro de la redención de los Cielos y de la Tierra,
entonces viene para dárselo a un hombre que se lo coma.
Ahora miren todo el trabajo que se pasó arriba en el Cielo, ustedes ven la
tensión en que estuvo el Cielo completo, las huestes celestiales cuando no
había nadie que tomase ese Libro para abrirlo, estuvo en una tensión grande
todo el Cielo porque allí llegó como un temor de muerte a todo el Cielo,
porque si no había quien tomase ese Libro y lo abriese todo estaría perdido.
Todo regresaría nuevamente a su principio, todo concluiría.
Por eso entonces había un ambiente de tensión allá en el Cielo; pero cuando
llegó el Cordero convertido en el León de la Tribu de Judá y tomó el Libro,
le fue ese Libro entregado, abrió los Sellos, y entonces cuando vieron que
alguien tomo el Libro hubo regocijo.
Ahora, cuando ya ese Libro está abierto en el Cielo el que lo tiene en su
mano ya abierto desciende a la Tierra, y desciende a la Tierra como Ángel
Fuerte, desciende a la Tierra ¿para qué? Desciende a la Tierra para traer el
Libro. Ese es el propósito de la Venida del Ángel Fuerte, viene para pasar
ese Libro del Cielo a la Tierra. Por eso es el Ángel Fuerte, el mensajero
con el Libro más importante del Cielo.
Encontramos que cuando ya está en la Tierra le llega a un hombre, y cuando
le llega a ese hombre en una isla, le dice, la voz del Cielo dice: “Vé al
Ángel Fuerte, pídele el Libro y comételo; dile que te lo dé.” Así como al
Cordero, como el León de la Tribu de Judá en el Cielo cuando apareció frente
al Trono en donde estaba aquel con el Libro en la mano, el Cordero
convertido en el León de la Tribu de Judá fue frente al que tenía el Libro
en Su mano y le pidió el Libro. Y el que lo tenía en Su mano derecha, en Su
diestra se lo entregó al Cordero. Se lo entregó a aquel Cordero que se había
convertido en el León de la Tribu de Judá, Rey de reyes y Señor de señores;
se lo entrego al Ángel fuerte.
Y ahora el Ángel Fuerte desciende a la Tierra luego de abrir los Sellos y
lo trae en Su mano derecha; y a uno le es dicho, a uno que vio al Ángel
Fuerte descender del Cielo con el Libro en Su diestra, le es dicho:
“Vé al Ángel Fuerte, dile que te entregue el Libro.” El Ángel Fuerte
viene con una comisión celestial, viene con el propósito de traer ese Libro
para entregárselo a alguien. Pero ese alguien está ordenado desde antes de
la fundación del mundo, ese alguien está escogido para ir al Ángel Fuerte y
pedirle el Libro.
Son muchas las personas... [corte de video]... por Dios con la orden de
pedirle al Ángel Fuerte que le dé ese Libro. Muchos son los que han deseado
tomar el Libro, pero a uno le será entregado. A uno le será entregado ese
Libro, y a ese que le será entregado, le será entregado con un propósito: le
será entregado con el propósito de que se lo coma. ¿Y por qué se lo tiene
que comer? ¿No sería bueno acaso que se lo enseñase a todo el mundo? No. El
propósito es que se lo coma, porque si se lo come lo que estará haciendo es:
colocando esas palabras que están en ese Libro, las está colocando en su
boca y luego las está llevando a su vientre, estará alimentando su vientre
porque él tiene que profetizar a muchos pueblos, naciones y lenguas. ¿Y qué
va a profetizar? Tiene que profetizar lo que Dios le dé para profetizar. Y
lo que tiene que profetizar está en ese Libro abierto; por eso es que se lo
tiene que comer.
Él es el último de los profetas, él es el señalado para tomar el Libro de
la mano del Ángel Fuerte y comérselo para luego traer esa Palabra, traer esa
Palabra a todo el pueblo; traerle esa Palabra a los escogidos que están
esperando la transformación de sus cuerpos y la resurrección de los que
durmieron en el pasado.
El Ángel Fuerte que desciende del Cielo viene con el último mensaje que
será predicado en esta Tierra. Pero su mensaje le es entregado a un hombre
que se va a comer ese Libro. Porque el mensaje del Ángel Fuerte está en lo
que se va a comer ese hombre.
Encontramos que cuando el Ángel Fuerte desciende siendo el Señor en Su
Segunda Venida, eso es nada menos que el cumplimiento de la promesa
mesiánica entre los gentiles. ¿Pero a quién le tocará dar a conocer esos
grandes misterios que estaban escondidos en ese Libro? ¿A quién le tocará
dar a conocer el misterio grande por el cual hubo silencio en el Cielo casi
por media hora? El Libro viene abierto; el Séptimo Sello fue abierto en el
Cielo, pero no fue dado a conocer lo que había en ese Libro.
Entonces encontramos que ese Sello es abierto o es dado a conocer aquí en
la tierra. El que se come el Libro tendrá ese secreto por dentro, porque se
ha comido el Libro que fue abierto en el Cielo, porque le fue traído aquí a
la Tierra para que se lo comiese y pudiese hablar lo que tenía por dentro.
Él no hablará de sí mismo, él hablará lo que tiene por dentro porque se lo
comió, y se lo comió cuando se comió el Librito que trajo el Ángel Fuerte
abierto en Su mano.
Ahora usted puede ver la trayectoria que ha tomado ese Libro misterioso que
estaba en el Cielo. Primero lo encontramos en la mano del que estaba sentado
en el Trono, en la mano del Dios Todopoderoso; luego de ahí pasa a las manos
del León de la Tribu de Judá, que había sido el Cordero intercediendo por
todos los escogidos en el Trono de intercesión en el Cielo. Luego ese Ángel
Fuerte desciende del Cielo, que es el Señor en Su Segunda Venida, y viene
con ese Libro abierto en Su mano porque lo abrió en el Cielo, y luego pasa
ese Libro a la boca de un hombre.
Ahora ustedes pueden ver que ese hombre oyó la Voz que le dijo: “Ahora vé y
toma el Libro de la mano del Ángel Fuerte, vé y dile que te lo entregue.”
¿Con qué autoridad le ha de pedir ese Libro? Es que él ha sido escogido
para... (no en el Cielo), no tomar el Libro en el Cielo, de la mano del que
estaba sentado en el Trono sino aquí en la Tierra tomar ese Libro de la mano
del Ángel Fuerte que desciende del Cielo. Y cuando lo tome en su mano no se
lo va a pasar a otra persona, cuando lo tome en su mano la Voz del Señor le
dice: “Échatelo en la boca, cómetelo.” Ese es el lugar más seguro donde
puede estar un libro tan importante como ése.
Es que él tenía que comerse ese Libro porque él era un profeta. Y como era
un profeta entonces tenía que comerse ese Libro para luego poder hablar de
acuerdo a lo que se había comido. “Y no solo de pan vive el hombre; sino de
toda Palabra que sale de la boca de Dios.”
Ahí ustedes pueden ver a un hombre, a un profeta comiéndose la Palabra de
Dios, el Libro de Dios, y con eso alimenta su vientre; en la boca es dulce
pero en el vientre le fue amargo. Y luego le es dicho:
– “Es necesario que hicieses eso, porque es necesario
que profetices otra vez.”
– “Ah, entonces...”
– “Entonces si hay que profetizar de nuevo es necesario
que profetices otra vez,” había profetizado antes.
¿Quién será ese hombre? Había profetizado ya en otras ocasiones, pero era
necesario que profetizase otra vez, que profetizase una vez más; que
recorriese nuevamente el camino profético una vez más.
¿Quién será ese hombre que ha profetizado en otras ocasiones y que tiene
ese ministerio señalado para profetizar por la última vez sobre la Tierra?
Ese es nada menos que Elías, Elías es ese profeta que tiene que comerse ese
Libro, porque le toca profetizar otra vez y por última vez en su quinto
ministerio. Él no puede profetizar de sí mismo, él tiene que profetizar la
Palabra de Dios. Y ahí tenemos al profeta Elías comiéndose el Libro siendo
tipificado por Juan el discípulo amado, cuando se estaba en aquella visión
comiendo aquel Libro. Juan lo tipifico a él.
Ahora, tenemos nosotros que entender estas cosas, porque estas cosas son
las que estarán aconteciendo en estos días finales.
Es el Libro misterioso, estamos viendo la trayectoria del Libro misterioso.
Lo hemo visto pasar de la mano del Dios Todopoderoso a la mano del Ángel
Fuerte, a la mano del Cordero que se convirtió en el León de la Tribu de
Judá; vimos como abrió los Sellos y hemos estado viendo en esta ocasión como
ese Libro ha sido traído del Cielo a la Tierra a través de un ángel, el
Ángel Fuerte, el León de la Tribu de Judá.
Y estamos viendo cuál será el lugar de reposo, de descanso de ese Libro:
será la boca y el vientre de un hombre, ahí es el lugar donde Dios ha
determinado que esté ese Libro porque desde ahí ha de hacer una gran labor.
Desde ahí es que saldrá para toda la gente el secreto de todo el misterio
escondido en ese Libro; el gran misterio por el cual hubo silencio en el
Cielo por casi media hora saldrá de la boca de ése que se comió el Libro. Él
tendrá ese secreto por dentro, porque él tendrá el Libro por dentro; él lo
habrá digerido, ese habrá sido su alimento espiritual para después poder
llevar a cabo la obra que le es encomendada conforme a lo que Dios ha
determinado.
Él siendo un profeta y estando viviendo en el tiempo de la edad perfecta,
de la Edad de la Piedra Angular, de la Edad del Trono del Señor, entonces él
aparece de entre todos los profetas como el Trono donde el Señor se mete en
Su Segunda Venida.
Por eso es que encontramos que luego que el Ángel Fuerte le dio el Libro
para que se lo comiese, luego de eso usted deja de ver al Ángel Fuerte,
¿dónde se metió? ¿Para dónde agarró? Él se metió dentro de aquel que se
comió el Libro. Él entonces toma ese instrumento, para a través de ese
instrumento Él manifestarse. Entonces el ministerio de ese que se comió el
Libro es una manifestación del Ángel Fuerte. Es entonces el Ángel Fuerte a
través de ese que se comió el Libro dando a conocer los misterios escondidos
desde antes de la fundación del mundo. Dando a conocer el gran misterio por
el cual hubo silencio en el Cielo por casi media hora.
Podemos entonces ver el Libro que estaba en el Cielo, el Libro misterioso;
podemos ya ver el lugar a donde ha de llegar ese Libro. Lo vemos ahí en la
Escritura, el lugar señalado para llegar ese Libro es la boca y el vientre
del último de los profetas, para traer por última vez la profecía final, el
Mensaje final de Dios.
Es ese el tiempo más grande de todos los tiempos. Si allá cuando el Cordero
tomó el Libro de la mano del que estaba sentado en el Trono, si allá hubo
regocijo, acá cuando el pueblo vea que un hombre toma ese Libro de la mano
del Ángel Fuerte habrá regocijo también. Habrá regocijo y entraran en ese
glorioso jubileo que fue tipificado en el Año del jubileo que guardaba el
pueblo de Israel. Entonces ya no solamente el jubileo será en el Cielo, sino
que también el jubileo habrá pasado a la Tierra cuando esto acontece.
Se estará viviendo entonces en el gran tiempo, en el gran ciclo del jubileo
del pueblo del Señor; se estará viviendo en el Día de la redención que dijo
el apóstol San Pablo que vendría cuando dijo: “No contristéis al Espíritu
Santo de Dios, con el cual estáis sellados hasta el día de la redención.”
[Efesios 4.30].
Entonces con la venida de ese Libro de redención a la Tierra viene también
el Día de la redención, porque viene el Redentor a la Tierra como el León de
la Tribu de Judá; viene con el Libro de la redención en Su mano. Y él trae
ese Libro de redención y lo entrega a un hombre, pero no a cualquier hombre,
sino a un hombre que está ordenado por Dios para profetizar por última vez
en la Tierra. Ese hombre como ya hemos visto es un profeta que estará sobre
la Tierra con el ministerio de Elías para profetizar otra vez. Será la
quinta vez que el ministerio de Elías trae su mensaje profético; y ese
mensaje profético será un mensaje para muchos pueblos, naciones, lenguas y
reyes. El ministerio de Elías es para gentiles y hebreos también, porque el
ministerio de Elías es un ministerio internacional o mundial. Por eso es que
tiene que profetizar para muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes
también.
Podemos entonces ver que el Libro de redención, el Título de Propiedad de
los Cielos y de la Tierra, el Título de propiedad de la redención de los
Cielos y de la Tierra le es entregado a un hombre. Cuando le es entregado
ese Título de Propiedad a un hombre ¿qué es lo que acontece? El Título de
Propiedad que una vez Adán había tenido y lo había perdido, y había
regresado al Cielo, nuevamente el Título de Propiedad viene a la Tierra y
otro hombre lo toma. Y cuando lo toma ya usted sabrá las cosas que están
dichas de ese hombre, que han de hacer con el Título de Propiedad en su
mano.
Al tomar ese Título de Propiedad en su mano y comérselo y llevarlo al
vientre y digerirlo, automáticamente la bendición de Dios ha venido a la
Tierra. Automáticamente lo que estaba lejos se ha hecho cerca; el Cielo y la
Tierra se han besado, el Cielo y la Tierra se han unido. El Ángel Fuerte
dijo: “El tiempo no es más, se acabó el tiempo.” Eso mismo es lo que dice
ese hombre que se come ese Libro, porque él repite lo que el Ángel Fuerte
dice. Porque el Ángel Fuerte es el que tiene la revelación, pero la pasa a
ese hombre para a través de ese hombre darla a conocer a todos los seres
humanos.
Y si el tiempo ha terminado cuando eso acontezca, ¿para dónde usted va a
correr? ¿Hacia dónde va a agarrar si el tiempo ha terminado cuando ese Ángel
Fuerte desciende del Cielo? Hay un sitio. Si el tiempo se acaba, pues
entonces usted corre para la eternidad; si sale del tiempo se mete a la
eternidad. Entonces para usted no es un motivo de miedo que el tiempo se
acabe, porque cuando el tiempo se acaba la eternidad está ahí para
recibirle. La eternidad desciende a la Tierra para que entren a eternidad
los hijos de la eternidad.
“EL LIBRO QUE UN HOMBRE SE COMIÓ.”
Recuerden que ese Libro es el Título de Propiedad y ya lo tomó un hombre en
su mano, y al comérselo y digerirlo eso significa mucho.
Adán tenía el Título de Propiedad en su mano, pero tenía que comérselo y
digerirlo. Pero se puso a comer del árbol de ciencia del bien y del mal en
vez de comer del Árbol de la Vida, en vez de comerse el Libro eterno, el
Libro del Título de Propiedad. Pero después le fue quitado; ya no tendría
derecho a comer de él porque comió lo que no le fue ordenado que comiese,
comió del árbol de ciencia del bien y del mal.
Pero acá cuando vemos en el fin
del tiempo que el Libro de la Vida, el Libro del Título de
Propiedad desciende a la Tierra traído por un Ángel Fuerte y le es entregado
a un hombre, cuando ese hombre lo toma y se lo come y lo digiere, ya
entonces el Título de Propiedad está entre los seres humanos, y no hay lugar
para que otra cosa entre a la boca y al vientre de ese hombre; porque al
comerse ese Libro y digerirlo quedó satisfecho. Al comérselo ya no le cabe
otra cosa; así que ni le cabe otra cosa en su boca ni en su vientre, ni
quiere otra cosa. Porque se comió el Libro que en su boca fue dulce como la
miel, aunque en su vientre fue amargo; pero ya no hay otra cosa que él pueda
comer. Por eso usted no encuentra que después le fue dicho que se comiese
alguna otra cosa, lo que usted encuentra fue que se le dijo: “Ahora es
necesario profetices otra vez; y vas a profetizar sobre muchos pueblos, no
sobre uno solo, sino sobre muchos pueblos, sobre muchas naciones, sobre
muchas lenguas. Así que no va a ser solamente para la lengua en que tú
hables, sino sobre muchas lenguas; también sobre muchos reyes.”
Su mensaje entonces profético será un mensaje que no tendrá límites, se
podrá traducir a todos los idiomas que sean posibles, y se estará haciendo
la voluntad de Dios porque es para muchas lenguas. Ese mensaje será el
último de los mensajes, después de ese mensaje no viene otro mensaje, porque
es el mensaje más grande de todos los mensajes. Es el mensaje que tenía que
venir a lo último; porque el Señor deja el mejor vino para lo último. Y así
como el vino estimula, ese mensaje, esa revelación divina que traerá ese
profeta Elías, traerá un estímulo tan grande a aquellos que lo escuchen y lo
reciban, que estarán tan regocijados, estarán tan felices y contentos que
estarán en el glorioso jubileo que fue tipificado por Dios a través de la
fiesta que le dio al pueblo de Israel para guardar, llamada el Año de
jubileo en el año cincuenta.
No será literalmente el año cincuenta sino espiritualmente. Por eso la
alegría, la felicidad, el regocijo, será una alegría y felicidad espiritual
que llenará el alma y el espíritu de cada uno de los que reciban ese
mensaje. Para ellos esa es la manera en que Dios les dará a conocer, le
abrirá el gran secreto de ese Libro misterioso. Esa es la manera en que Dios
le abrirá el gran secreto por el cual hubo silencio en el Cielo por casi
media hora.
“EL LIBRO QUE UNO, QUE UN HOMBRE SE COMIÓ.”
Ya sabemos quién fue el que se comería ese Libro: el que tendría que
profetizar otra vez. Pues ya había profetizado en el mismo Siglo XX en
su cuarta manifestación ministerial, pero tenía todavía una vez más la
oportunidad de profetizar, y la última es la mejor de todas. Porque en la
última él no tendrá límites en cuanto a lo que él podrá hacer, porque él
tendrá el Título de propiedad en su mano. Teniendo el Título de Propiedad en
su mano todo lo que él diga será hecho, porque él es el que se comió el
Libro. Él es el que se comió el Título de Propiedad, y él entonces habla lo
que tiene por dentro; y lo que tiene por dentro es el Libro misterioso. Pero
cuando lo habla entonces descubre el misterio de ese Libro que se comió.
“EL QUE SE COMIÓ EL LIBRO,” este ha sido nuestro tema en esta serie del
“LIBRO MISTERIOSO.”
Dios les bendiga, Dios les guarde, y en la próxima conferencia ya habremos
de tener un resumen en donde en ese resumen veremos cualquier cosa que se
nos haya pasado por alto. Pero creo que a ustedes no se les pasa nada por
alto, ¿por qué? Porque Daniel dijo que en el tiempo final los entendidos
entenderían.
Dios les bendiga, Dios les guarde, y dejo con ustedes al misionero Miguel
Bermúdez Marín al cual Dios ha colocado a mi lado para que luche y trabaje
en esta gran obra final, para que el Mensaje final de Dios llegue a muchos
pueblos, a muchas naciones, a muchas lenguas y a muchos reyes. Esa es la
encomienda ese es el trabajo que él tiene para hacer. Y ese trabajo él lo ha
comenzado a hacer, lo está haciendo; por eso vemos que cada día esa labor
está en más prosperidad. Comenzamos con algunas grabadoras que no servían
para mucho, y con una imprenta que no sacaba muy bien las copias. Pero ya lo
que hay saca muy bien las copias del mensaje, y también las grabaciones
salen mucho mejor; y no solamente eso sino que también se está grabando no
solamente la voz sino la imagen también. Se comenzó con 8 milímetros, se
continuó con 16 milímetros y ya van por videocasete. Lo primero todavía lo
tienen, más lo que tienen actualmente. Y todos ustedes han sido también
escogidos para trabajar en esa gran labor, todos unidos para que el Mensaje
final de Dios llegue a todo pueblo, nación, lengua y reyes a los cuales
tiene que llegar. Creo que no hay necesidad de decir nada más. Yo no les
digo que lo hagan, ustedes lo están haciendo; ya ustedes hace tiempo lo
están haciendo.
Así que, lo único que les digo es que ustedes están haciendo lo que dice
Dios que ustedes habrían de hacer en estos días finales. Así que estamos muy
contentos haciendo aquello para lo cual hemos venido a vivir a este planeta
Tierra en estos cuerpos terrenales.
Por eso es que sin los hijos de Dios de este tiempo los del pasado no
pueden ser perfeccionados. Porque es en este tiempo final que el Libro de la
redención, el Título de Propiedad vendría a la Tierra y sería colocado en
las manos humanas, para de ahí en adelante producir todas las demás cosas
que Dios ha dicho que tienen que acontecer. Es Dios obrando, pero a través
de seres humanos; esa es la manera de Dios obrar en este planeta Tierra.
Y el Libro misterioso que estaba en el Cielo ya hemos estado viendo su
trayectoria y vemos el lugar, el sitio final en donde estará el gran Libro
misterioso; porque el lugar final será el lugar donde lo devoren, y donde lo
devoren ahí se quedará.
Bueno, en esa persona estará representado el grupo de su tiempo. Y eso
mismo que el hace con el Libro automáticamente será hecho por los de ese
tiempo también. Ellos a medida que él les dé ese mensaje, esa Palabra, eso
que tiene por dentro, ellos también lo devoraran; porque será pan de Vida
eterna, la Palabra de Dios.
¿Y hacia dónde lo van a llevar? Lo colocarán en su edad, ahí en su edad que
es la Edad del Lugar Santísimo, ahí estará esa Palabra, porque estará en
ellos. ¿Qué más podríamos decir? Vamos a dejar el resto para las próximas
ocasiones, porque realmente este Libro misterioso y su trayectoria, y los
efectos que hará son algo muy grande, son algo muy importante y de mucho
beneficio para todos los hijos de Dios.
Dios les bendiga, Dios les guarde, y ya en la próxima conferencia
concluiremos esta serie, pero seguiremos hablando en otras ocasiones de ese
Libro.
Bueno, dejo con ustedes a nuestro hermano Miguel Bermúdez Marín. Ya hemos
hablado de hasta de nuestro hermano Bermúdez y hasta hemos hablado de
ustedes; porque todo eso está en ese Libro. Todos estamos ahí. Por eso es
que los hijos de Dios de este tiempo ¿dónde estarán? En la Palabra de Dios
para este tiempo.
Bueno, ya nuestro hermano Bermúdez puede pasar por aquí; ya ustedes saben
que él siempre se queda por allá, y uno lo llama y siempre se aguanta para
que uno siga hablando, para que uno siga dando de esas cosas que uno tiene
por dentro, pero yo creo que ya hasta aquí es suficiente; y yo creo que con
lo que ya le hemos dado ya usted puede tomarlo también, comérselo
espiritualmente, llevarlo a su vientre y digiérelo bien.
Bueno no somos hijos que nos sentamos a la mesa en esta gran Cena a decir:
“Esto no me gusta y esto me gusta.” No, lo que hay ahí servido es la Palabra
de Dios, el mensaje de Dios, y todos los hijos de Dios dicen: “Esto si me
gusta, esto si, esto si que es dulce. Es dulce aunque nos cause amarguras de
persecuciones, es dulce a nuestra boca, a nuestro paladar; y lo saboreamos
bien.”
Bueno yo creo que hemos saboreado bien la Palabra en esta ocasión. Así que,
vamos a esperar a que acabe llegue nuestro hermano Bermúdez (se me fue),
ustedes saben esa es una técnica venezolana, que él hasta a ido a llevarla
para Puerto Rico y se la enseñó a nuestro hermano Pedro Márquez, y ya en
Puerto Rico él la pone en práctica, y hasta se esconde detrás de la pared
donde uno lo vea, y entonces uno tiene que seguir hablando.
Pero yo creo que ya... [corte de video].
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